Alimentos para el Alma

"No es la superficie lo que debemos cambiar, es el hombre, comencemos por nosotros mismos dando ejemplo, de que estamos impregnados de la nueva idea"

Hugo Rafael Chávez Frías

José Félix Ribas


Biografia José Felix Ribas   

La imagen de José Félix Ribas sigue iluminando el camino de la nación. El propio Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, ha escogido, en homenaje al prócer de la juventud, el nombre del primer programa renovador del sistema educativo.

El período de las Guerras de Independencia que dio lugar a la creación de las naciones latinoamericanas, está lleno de páginas memorables, tales como Ayacucho, Carabobo, Junín o Boyacá. Fueron grandes acciones que cambiaron el rumbo de la historia y sirvieron para traer la noción de libertad a las emergentes Repúblicas del continente americano.

Existen otras fechas, no tan conocidas, pero no por ello menos importantes. Ejemplo de ello es nuestro 12 de Febrero o “Día de la Juventud”. Este día conmemoramos los venezolanos una de las acciones militares más brillantes de la emancipación americana. Una fecha para recordar la valentía y el coraje de un grupo de seminaristas y estudiantes de la Universidad de Caracas, quienes no teniendo ningún conocimiento militar, derrotaron en la población de La Victoria a un batallón realista que les superaba tanto en experiencia como en número. No imaginaban aquellos imberbes la inmortal página que su gesta inolvidable habría de escribir en los libros de la historia venezolana. El inspirador de esta hazaña, vital para detener la avanzada del ejército español, fue José Félix Ribas.

Sin embargo, los méritos de este prócer de juventudes no se limitan a aquella célebre batalla. Desde muy joven, Ribas se apasiona por las ideas libertarias provenientes de Europa, llegando a ser uno de los organizadores del movimiento independentista que condujo al 19 de abril de 1810. Más aun, Ribas llegó a ser uno de los más cercanos colaboradores del Libertador Simón Bolívar. Sólo su temprana muerte, producto de una traición, pudo detener el impulso indoblegable de este forjador de libertad.
José Félix Ribas y Herrera nació en Caracas el 19 de septiembre de 1775. Su familia era de las más distinguidas en la Caracas Colonial y también de las más numerosas, pues sus padres tuvieron once hijos, siendo José Félix el menor de ellos. Recibió una excelente educación, incluso fue alumno del Seminario que más tarde sería parte vital en la famosa batalla de La Victoria. Sus padres fueron Marcos Ribas y Bethencourt y Petronila Herrera Martínez. El 1 de febrero de 1796 contrajo matrimonio con María Josefa Palacios, tía de Simón Bolívar. Este hecho lo convirtió en tío político del futuro libertador de cinco naciones. Estudió en Caracas y en sus primeros años de vida sintió inclinación por ser religioso de la orden de los Franciscanos, pero pronto desistió de la idea y se dedicó al negocio de la agricultura.

LA SOCIEDAD PATRIÓTICA

En 1799, Ribas presenció la ejecución de José María España, quien organizó junto con Pedro Gual una de los primeros intentos de rebelión contra la corona española. Ya el pueblo venezolano estaba empezando a manifestar su descontento con el sistema colonialista español. Poco tiempo después, en 1808, se forma en Caracas un grupo de valientes criollos convencidos de la idea de preparar un plan de Independencia. Como militar de carrera, Ribas era un hombre sospechoso para la corona española. Durante casi tres años no recibe cargo correspondiente a sus méritos y aptitudes. José Félix Ribas era, en efecto, apasionado partidario de la revolución y uno de los primeros en la prédica y en el ejemplo. El movimiento, sin embargo, es descubierto y muchos de aquellos jóvenes son apresados. En los interrogatorios, declaran que iba a la cuadra de los Bolívar "a divertirse". Esa era la excusa que debían dar a la férrea vigilancia de las autoridades españolas los jóvenes pardos para justificar aquellas reuniones nocturnas y sospechosas. Lo que ocurría era que la sociedad caraqueña se enteraba que las monarquías europeas estaban en crisis y que existían formas de gobierno más justas e igualitarias. La Revolución que derrocó a la monarquía francesa y proclamó la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789) y la Independencia de los Estados Unidos (1777) fundamentan indudablemente los antecedentes de la Sociedad Patriótica de Agricultura y Economía , fundada en Caracas en 1810. La Junta decretó la libertad de comercio, suprimió los derechos de exportación, eliminó el tributo indígena y prohibió la introducción de esclavos, la cual estuvo encabezada por Juan Germán Roscio, Miguel José Sanz, Cristóbal de Mendoza, Fernando Peñalver y José Ángel de Álamo. Al decir de uno de sus miembros, la Sociedad era “alta montaña de la santa demagogia”

EL 19 DE ABRIL DE 1810

Escogido ese día para la movilización, “José Félix Ribas se multiplicó por calles y cuarteles, animando en medio de la muchedumbre incierta, venciendo resistencias tímidas, pero embarazosas, esforzando a los débiles, llenando los pechos de su osadía y entusiasmo”. Su actividad y reconocido patriotismo lo llevan al Ayuntamiento. Al ser depuesto el General Emparan, fue miembro de la Junta Suprema que se organizó para gobernar a Venezuela. En octubre de ese año, como líder de los pardos caraqueños, organizó una protesta pública por el asesinato cometido en Quito (Ecuador), el 2 de agosto de 1810, de 28 patriotas por parte de las autoridades realistas. En esta segunda movilización importante del año, Ribas conducía la masa de la casa del Ayuntamiento a la plaza pública. La marcha la presiden José Félix Ribas y sus hermanos. El Dr. Francisco José Ribas tomó la palabra y a nombre del pueblo exigió de los miembros del gobierno una política decisiva, la expulsión de los “españoles equívocos” y medidas enérgicas de seguridad. La Junta Suprema prometió en adelante más celo y vigilancia para con los intereses públicos, y ofreció acordar honores fúnebres a las víctimas del trágico incidente. Ribas siguió organizando a la gente, poseedor de un ascendiente sobre la población, se convierte en uno de los primeros defensores de la clase de "pardos". En sus discursos condenaba la indecisión del gobierno. Por esas razones, la Junta Suprema decide expulsar de Venezuela con destino a Jamaica, a los hermanos Ribas y a otros revolucionarios, por espacio de cinco meses.

A su regreso en abril de 1811, se le encomienda su primera tarea militar: la creación del batallón de Milicias Regladas de Blancos de Barlovento, con el grado de coronel. En 1812, durante la campaña contra Domingo de Monteverde, Ribas se encontraba bajo las órdenes del general Francisco de Miranda. Es enviado con su batallón en refuerzo del coronel Juan Pablo Ayala, quien defendía el Portachuelo de Guaica. De allí pasó a Caracas en calidad de comandante militar de la ciudad, en sustitución de Juan Nepomuceno Quero. Después de la caída de la Primera República, escapa con Bolívar a Curazao, en su segundo exilio en menos de dos años. De allí, partieron a Nueva Granada. En esas tierras, Bolívar organiza la famosa Campaña Admirable, que culminará exitosamente con la conquista de la ciudad de Caracas.

LA CAMPAÑA ADMIRABLE

Al entrar en territorio neogranadino, Bolívar pasa a Cartagena; para iniciar en ese territorio la campaña de Santa Marta. Ribas fue comisionado para pedir al Gobierno de la Unión y al General Nariño, auxilios y "la orden para continuar nuestra marcha victoriosa”. En Ocaña se unió al ejército comandado por Simón Bolívar y con él marchó a San José de Cúcuta, para vencer en la batalla contra el general Ramón Correa, el 28 de febrero de 1813. El 18 de marzo, el Gobierno de Bogotá envió las órdenes para entregar a Ribas 150 hombres y algunos elementos de guerra. Cuando el general Bolívar inicia la Campaña Admirable en Cúcuta el 14 de mayo de 1813, Ribas comandaba la división de retaguardia. El 20 de junio, apresura la marcha para reunirse con Girardot en Boconó. Como se creía la posibilidad de una incursión realista, proveniente de Barinas, Bolívar proyectó interceptarlos cayendo sobre ellos con las tropas de Ribas que todavía no habían salido de Mérida (21 de junio de 1813).

En tanto, Ribas bajó por Las Piedras a Santo Domingo y por el Norte buscó el río Burate para salir luego a Niquitao y Boconó, donde llegó el día 30 de junio. Siguió sin detenerse, hasta la Boca del Monte donde se reunió con Urdaneta. Bolívar, a su vez, había llegado a Biscucuy.
Conoce Ribas de la marcha de un destacamento realista al mando de José Martí, por la vía de Calderas hacia Niquitao. Retrocede para darle combate. El 1º de julio llega a Niquitao (13 leguas de marcha); el día 2 está frente a los españoles en La Vega. Estos disponían de unos 800 hombres, mientras Ribas sólo contaba con 400. Desde un terreno quebrado y peñascoso, Ribas continúa el combate y hace subir la caballería patriota sobre unas alturas dominantes de la retaguardia realista. Apoyada esta acción por ataque frontal, las filas españolas ceden y se dispersan. Tras la victoria, Ribas tomó 450 prisioneros y gran cantidad de armas y municiones. El 11 de julio continúa su marcha hacia Caracas triunfando sobre Francisco Oberto en los Los Horcones.

Bolívar, por su parte, había seguido en rápida marcha hacia Guanare, donde batió a Olmedilla. Entró en esa ciudad el 1º de julio de 1813. Allí lo alcanzó Girardot con el resto de las tropas. Desde allí informó a Ribas del avance de Martí, y si lo ha batido le ordena reunirse velozmente. En caso de derrota debía salir por el mismo itinerario tomado por Bolívar (Boconó-Guanare). Bolívar continuó su marcha sobre Barinas, la cual fue abandonada por los españoles al saber de su derrota en Niquitao; el 5 de julio de 1813 Bolívar lanza a Girardot sobre Tízcar quien al dejar Barinas había abandonado artillería y cinco escuadrones de lanceros.
El 9 de julio, había ordenado a Ribas batir una columna enemiga de más de 500 hombres al mando del Gobernador Fuentes y de otro Jefe de apellido Cañas, en El Tocuyo; el 17, ya informado de la retirada enemiga, le ordena seguir sobre Araure "por el camino más corto". En Araure podría tropezar con el Comandante Oberto y debería destruirlo. Luego se le reunirán Urdaneta y Girardot. El 18 de julio, Ribas está en El Tocuyo; el 20 se mueve contra las fuerzas de Fuentes y Cañas, quienes se retiraron. En tanto, Oberto retrocedió a Barquisimeto donde reunió fuerzas procedentes de Coro y las de Fuentes y Cañas. En total unos 800 hombres a pie y 100 jinetes. Tenía cuatro piezas de artillería. Ribas no esperó a Urdaneta, en tanto que Girardot; conocedor del movimiento realista, los buscó por la vía de Barquisimeto, para encontrarlos en Los Horcones el 22 de julio de 1813. Ribas disponía de 500 infantes en tierra y 100 a caballo. Empeña la acción y luego de dos intentos rechazados, al tercero los corta y derrota totalmente. Con 50 jinetes los persigue. Entró en Barquisimeto el mismo día 22, donde reorganizó su gente.

Al seguir a Oberto, Ribas desobedecía a Bolívar, quien le había impuesto marchar por el camino más corto a la reunión. Su carácter impetuoso le hizo aprovechar el ascendiente tomado sobre el enemigo y la voluntad combativa de sus tropas. Urdaneta había llegado el 20 a Araure y siguió tras de Ribas; el 23 supo el éxito de éste y contramarchó para unirse a Girardot. Marcha Ribas por San Carlos (que había sido desocupada el 2 de agosto por Izquierdo) buscando reunirse con Bolívar (quien el 31 en Taguanés deshizo al mismo Izquierdo), en la ciudad de Valencia. Es nombrado Comandante de San Carlos.
De San Carlos, Ribas pasa a Caracas. Había concluido victoriosamente la Campaña Admirable. Bolívar lo nombró entonces gobernador militar de la ciudad de Caracas y comandante de la provincia de Caracas. En estas funciones recibe el aviso del posible arribo a La Guaira de una expedición española. Se trataba de la fragata "Venganza" (40 cañones), una goleta y 6 transportes en los cuales viajaba el Regimiento de Granada (unas 1.200 plazas) al mando del Coronel Miguel Salomón. Ribas procedió a preparar una celada con el objeto de capturarla u ocasionarle grandes daños. Al efecto, vistió las tropas con uniforme español y se izaron las banderas españolas en las fortalezas.

El 13 de septiembre, una lancha al mando de Don Ignacio Marimón vino a tierra, donde Ribas había hecho sacar de prisiones al Coronel Francisco Mármol y a otros prisioneros y bajo grandes amenazas los obligó a recibir a sus paisanos. El segundo de Marimón, Alférez Begoña ordenó desde la lancha algunas señales convenidas y la escuadra fondeó a las 3 ¼ p.m. Repentinamente, desde las fortificaciones abrieron fuego contra barcos. Estos cortaron anclas y favorecidos por una súbita racha de viento se lanzaron al mar, salvándose de la celada. El fuego le ocasionó daños, pero Salomón pudo llegar a Puerto Cabello, por lo cual los patriotas se vieron obligados a levantar el sitio. El 16 la Escuadra española llegó a Puerto Cabello.
En previsión de un posible desembarco, Ribas movió sus tropas y se dirigió hacia Maiquetía. En su calidad de Gobernador, extremó las medidas de seguridad, redujo a prisión los sospechosos y sometió a la ciudadanía a frecuentes alarmas para verificar sus aprestos defensivos y mantener el espíritu. El Coronel Salomón, con la idea de ocupar Valencia y amenazar la vía de Caracas y la espalda de Bolívar salió de Puerto Cabello, pero su lentitud permitió a Bolívar llegar a Valencia. Y las medidas de concentración tomadas por él, llamando a Ribas, ordenándole ir a San Carlos con tropas de La Guaira, Caracas y Valles de Aragua, bastaron para cortar ese avance. En efecto, Salomón siguió a Patanemo y el 22 de noviembre se instaló en los cerros de Vigirima amenazando bajar al valle.

El 5 de octubre del mismo año, Ribas es ascendido a Mariscal de Campo y días mas tarde, merced al decreto de Bolívar sobre uniformes, divisas y graduaciones (17 de octubre), cambió este título por el de general de división, su equivalente. Durante los días 23, 24 y 25 de noviembre de 1813 combatió con éxito en la batalla de Vigirima, en donde enfrentó nuevamente al regimiento de Granada, al cual obligó a replegarse a Puerto Cabello. De Vigirima se trasladó a Valencia y de allí a la línea del sitio de Puerto Cabello, donde tomó el mando de las fuerzas sitiadoras y con ellas tomó por asalto al pueblo exterior y los fuertes de Trincherón y San Luis. Aun cuando no pudo tomar el castillo de San Felipe, su acción contribuyó al estrechamiento del sitio que, con anterioridad, dirigía el coronel Luciano D'Elhuyar.

VIGIRIMA: PREÁMBULO DE LA VICTORIA

Una de las victorias más contundentes de Ribas se presentó en la Batalla de Vigirima, contra el general español Salomón, el 25 de noviembre de 1813. Dos días antes llega Ribas a Guacara, obedeciendo al llamado de Bolívar, con 500 soldados de infantería, muchos de ellos estudiantes y 200 jinetes al mando del excéntrico Coto Paúl. Junto con la gente de D'Elhuyar y las tropas de Gogorza y Villapol, sumarían 2.000 infantes y 300 caballos. D'Elhuyar empieza el combate sobre la izquierda mientras Ribas ataca el centro; la pelea se generaliza pero sin resultados efectivos. Salomón no se mueve de su posición. El 25, D'Elhuyar consigue forzar la izquierda realista, mientras que Ribas y Bolívar atacaron el centro. En la tarde habían desalojado a Salomón quien se retiró hacia Puerto Cabello. La tropa convocada por Ribas estaba compuesta por estudiantes, agricultores, gentes de toda condición, animadas por el heroísmo de Ribas, quien en persona, con gravísimos riesgos para su vida los guió al combate, suben los riscos, soportan el fuego y llegan a las posiciones de Salomón, haciéndole huir. El Libertador encargó del Ejército a Ribas, con la orden de estrechar el sitio de Puerto Cabello. El 8 de enero de 1814, pudo apoderarse de algunas obras exteriores. Puente de Afuera y las baterías de San Luis y el Trincharen. Sin más recursos, Ribas vuelve a Caracas de donde sale con 800 hombres a disputar los Valles de Aragua al tirano Boves. Caracas amenazada desde el Tuy por Rosete y desde La Victoria por Boves, quedó al mando de Arismendi, quien con drásticas medidas trató de limitar los efectos del avance realista.

EL VENCEDOR DE LOS TIRANOS EN LA VICTORIA

Por instrucciones del Libertador, Ribas tenía la misión de defender la entrada a Caracas, y ante el estado desastroso de sus tropas, organizó como soldados lo único que tenía disponible, como eran los 800 estudiantes de la Universidad de Caracas, jóvenes inexpertos en el uso del fusil, y con ellos unidos a los soldados, todos en total no pasaban de mil 500, marchó a La Victoria para enfrentarse a las tropas realistas, que tenían aproximadamente 2 mil 500 hombres. El nerviosismo y el miedo se habían apoderado de los jóvenes que por vez primera empuñaban una lanza, un rifle o una espada, cuando en el horizonte ven la nube de polvo que viajaba junto con las tropas de Boves. La carga enemiga se aproxima, mientras los jóvenes estudiantes invocan sus oraciones al cielo ante la muerte inminente. Ribas se dirige a los muchachos con palabras efervescentes de patriotismo:

“Soldados : lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves... Cinco veces mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo patrio; mostradles vuestra omnipotencia. En esta jornada que ha de ser memorable, ni aún podemos optar entre vencer o morir: necesario es vencer… Viva la República”

Por su parte, relata el escritor Eduardo Blanco:

“el enemigo descarga su furia sobre la plaza que valientemente defienden los estudiantes: crece el fragor de la impetuosa carga; ruge el cañón vomitando metralla; y una inmensa granizada de balas que se cruzan con fatídico silbido, rebota sobre la plaza convertida de súbito en un circo de fuego, que lanza como rayos la muerte y cubre la tierra de cadáveres, mientras Boves contempla la matanza con júbilo insensato”…

Ribas llegó el 10 de febrero de 1814 a La Victoria, espantando a los realistas que la ocupaban. La población en su mayoría, temerosa de las crueldades de Boves y de la inminente lucha, había abandonado sus casas y marchado hacia Caracas. El 12, a las 7 a.m. se presentaron las tropas realistas y a las 8 a.m. se generalizó el combate. Morales ejercía el mando realista por estar Boves herido; tenía unos 4.000 hombres, 1.800 eran fusileros y el resto, lanceros. Su artillería, cuatro piezas. encarnizada por ambos bandos, la caballería cargo 9 veces contra las defensas patriotas siendo igual numero de veces rechazada con enormes pérdidas en defensores y atacantes.

Tras 9 horas de agobiante lucha, extenuados y a punto de rendir armas ante una nueva arremetida realista, los heroicos jóvenes recibieron un aliento inesperado. Desde lo alto del campanario de la iglesia alguien divisa un contingente de jinetes acercándose por el camino de San Mateo. 220 hombres al mando de Campo Elías se lanzan sobre las líneas realistas rompiendo el cerco, Ribas y los suyos abandonan las defensas y cargan con furia inaudita sobre los destacamentos de Morales. Y así una jornada que parecía ser aciaga para las armas republicanas se trocó en victoria inmortal. Mas de un centenar de jóvenes perdieron su vida en esta memorable acción.

Si algún Jefe ha estado a la altura de su misión, ninguno como Ribas en La Victoria; sobreponiéndose a todos los peligros, oponiéndose con el fuego o el arma blanca a los ataques enemigos, atacándolo a su vez, sin reposo ni cuartel inutilizó la superioridad numérica enemiga con un sabio uso de la defensiva. En la tarde, a las 4:30, una polvareda por el camino de San Mateo y la vacilación del enemigo, le anunciaron el arribo de refuerzos.

Dispuso Ribas una salida al mando de Mariano Montilla para ayudar a la entrada del destacamento auxiliar. Los gritos de "Campo Elías, Campo Elías!" en las filas españolas identificaron al Comandante de las tropas auxiliares y esparcieron en aquéllas, desasosiego, transformado por el choque en temor. A las 5:30 p.m., los realistas levantaron el cerco y en desorden se retiraron no sin antes abandonar algunas tropas cercadas por los independientes en las calles adyacentes a la plaza. Ribas ordenó a Montilla y a Campo Elías perseguir a los desmoralizados realistas. El 13 de febrero, algunas tropas de Boves y de Morales amenazaron un retorno, pero fueron batidas en Pantanemo por el incomparable Campo Elías.

Al día siguiente, como estímulo a la juventud que se inmoló en La Victoria, el Libertador otorgó al hijo de José Félix Ribas, de apenas tres años de edad, el título de “Capitán vivo y efectivo de Infantería de Línea, con el goce de sueldo de tal desde hoy, y con la antigüedad del día en que empezare a hacer el servicio”. El capitán Ribas Palacios apenas tenía tres años de edad, ya que nació el 14 de febrero de 1811. Ese mismo día, el Libertador, que estaba en Valencia, tituló a José Félix Ribas “El Vencedor de los Tiranos en La Victoria”.

La Municipalidad de Caracas le acuerda una estatua, Ribas contesta: "La sangre de los caraqueños derramada en La Victoria y la protección visible de María Santísima de la Concepción fueron los que salvaron la Patria en aquel memorable día…" "Los mármoles y bronces no pueden jamás satisfacer el alma de un republicano". Ribas había cumplido con honor, y de aquel tremendo combate que contribuyó poderosamente a levantar el espíritu de las tropas patriotas en vísperas de entendérselas con el grueso del ejército de Boves en San Mateo, pasó a otros: a defender su ciudad natal de la invasión de Rosete.
Con unos 2.000 hombres había penetrado por los Valles del Tuy el Jefe español, uno de los más miserables y feroces. El 11 de febrero de 1814 hizo una degollina en Ocumare del Tuy, no perdonó sexo ni edad, profanó el templo, en el cual se había refugiado parte de la inerme población, masacrándola en presencia de altares y santos.

Rosete prosiguió su marcha con unos mil hombres y sin ánimos para atacar Caracas, quedó en Charallave. Ribas dejó en La Victoria una pequeña guarnición y luego de enviar auxilios a Bolívar, marchó a Caracas para seguir sobre Rosete; llevaba unos 700 hombres.

LA PÉRDIDA DE LA II REPÚBLICA

El 20 de febrero de 1814, Ribas destruyó en Potrerito una avanzada enemiga. A las dos de la tarde, con el grueso de sus tropas atacó las burdas fortificaciones de Rosete, fijándolo por el frente, mientras hacía pasara través de unos camalotales, una columna, para atacarlo sobre la espalda. Una hora después, los realistas 
se dispersaron, luego de sufrir grandes bajas.

Desgraciadamente ni la situación ni sus fuerzas permitieron a Ribas una persecución exhaustiva. Boves decidió que Rosete insistiese sobre Caracas y al efecto le proporcionó nuevas tropas; sumadas a los efectivos escapados el 20 de febrero, constituyeron una fuerza de 3.000 hombres. Con ellos, de nuevo volvió Rosete. La situación de los patriotas era gravísima, sucedían los combates de San Mateo y creían los caraqueños que el Libertador no podría desprenderse de ningún cuerpo para socorrerlos. Ribas estaba enfermo de cuidado. Casi no habían tropas veteranas. Ante el peligro, se reunieron voluntarios y los efectivos disponibles, en todo unos 800 hombres con los cuales marchó Arismendi. Este cometió el error de atacar a Rosete en Ocumare sin explorar previamente los accesos; en los cacaotales Rosete había emboscado numerosa gente, la cual tomó de sorpresa a los patriotas y los destruyó. Escapó Arismendi con unos 200 hombres. La derrota sumió a Caracas en el más grande terror. Pero Bolívar, el 10 de marzo envió en socorro a Mariano Montilla con 400 hombres; estas tropas entraron a Caracas el 12, donde Ribas asumió la Jefatura y reuniendo los restos de la fuerza de Arismendi y voluntarios, pudo salir, llevado en una especie de litera, con unos mil hombres, el 17 de marzo de 1814. El 20 de marzo estaba frente a Rosete, quien se encontraba en el pueblo de Ocumare, privándose de la buena utilización de sus jinetes y de poder actuar en fuerza. Había dispuesto otra vez partidas en los cacaotales. Ribas las hizo batir por Leandro Palacios, quien siguió sobre la izquierda de Rosete. En tanto, el Comandante Gogorza atacó la derecha. Ribas, en persona, llevó el ataque sobre el centro y en dos horas de pelea lo rompió e incendió las casas ocupadas por el enemigo. La caballería realista fue interceptada al iniciar una carga por los jinetes. A poco lo españoles comenzaron a huir, declarándose luego en total derrota. Ribas los persiguió hasta Cúcuta, de donde regreso a Caracas a la cual entró en triunfo. Mariano Montilla y Leandro Palacios continuaron la persecución. Serían éstos abnegados Oficiales quienes encontraron a la División de Bermúdez, ocupada en destruir el resto de Rosete. Con ello se juntarían los esfuerzos de Oriente y Occidente. Ribas, el 19 de mayo de 1814, lleva 600 soldados de refuerzo a Bolívar y como Jefe de las reservas de combate en la primera Batalla de Carabobo. Del campo regresó a Caracas con una pequeña escolta. La derrota de La Puerta significó la caída de la República en manos de Boves, el 15 de junio de 1814. El 25 de junio de 1814, Ribas destruye en Las Cocuizas una avanzada realista y detiene su marcha de reconocimiento, permanece a la expectativa y regresa a Caracas de orden de Bolívar. El 6 de julio, Bolívar y Ribas derrotan en Antímano a una columna realista. En la noche en una Junta de Guerra, sus amigos querían hacerlo nombrar Jefe Supremo… Moción que fue descartada y Bolívar de nuevo recibió el encargo de "salvar la Patria". Decídese la emigración y más de 20.000 personas marcharon a Oriente en la esperanza de salvarse de Boves -7 de julio de 1814-. Ribas parece haberse opuesto al abandono de la capital y dicen que gritó a Bolívar: "Simón, Simón, deja reparar los males que has hecho!". Derrotados los patriotas en Aragua de Barcelona, pierden la cohesión, la disciplina y hasta el principio del objetivo. !Cada uno o quiere mandar o ver por su vida!. En Cumaná, Mariño convocó a reunión y se dispuso a partir por Güiria; las tropas que quedaban, al mando de Ribas salieron para Cariaco. Mariño había perdido el primer puesto de Oriente. ¡Y a Bolívar lo suplantaba su fogoso tío!. De nuevo repitieron (ahora aumentado por la reunión realista) el error de lanzarse al combate sin unidad de mando, sin unidad de criterio, con una oficialidad desorientada por aquel continuo discutir y disminuidos en número.

LA DERROTA DE LA REPÚBLICA

El 5 de diciembre de 1814 se dio la batalla de Urica. Boves ordenó tres gruesas columnas y al llegar los patriotas avanzó sobre ellos; Bermúdez lo combate obligándolo a volver a su línea. A favor de este movimiento los patriotas se abrieron y marcharon sobre los españoles, quienes les hicieron un violento "fuego de cañón y fusilería". Ribas continuó su avance; a menos de un tiro de fusil ordenó fuego y lanzó sobre la derecha de Boves tres escuadrones escogidos y bien ejercitados, eran éstos los "Rompelíneas"; conducidos por Zaraza, Monagas y Barreto, cargaron con tal denuedo que rompieron y dispersaron a los realistas. Boves al ver el éxito de la carga patriota cargó a su vez con el centro; recibió un lanzazo y a poco murió. Pero su carga y el ataque de su ala izquierda rompieron el centro patriota y los envolvieron por la derecha. La infantería patriota pereció en el campo de batalla. La caballería huyó después de haber peleado flojamente. La derrota de Urica significa el fin de la resistencia organizada en tierra firme; la República seguirá viva gracias al empeño de Páez, Cedeño, Zaraza y otros, que continuaron el combate en las más duras condiciones. Bermúdez y Ribas escaparon. Morales se hizo reconocer como Jefe de los realistas y marchó sobre Maturín donde el 10 de diciembre en la noche y el 11 en la mañana Ribas y Bermúdez le hicieron una resistencia tanto más heroica cuanto sólo tenían unos 450 hombres. Derrotados, huyeron.

Ribas es Jefe, de aquellos muy escasos, capaces de infundir terror al enemigo, alientos a la población civil y de hacer que los soldados le crean. Con ello obtenía resultados donde otro hubiese perecido. Sus combates son acciones de pequeños efectivos y hoy es difícil juzgar sobre las maniobras efectuadas; pero en Urica, dispone una masa de caballería bien disciplinada y combativa y con ello hace romper la línea de Boves. Pero, se ha lanzado a la batalla sin meditar que sus Jefes y soldados no son los caraqueños o aquellos héroes de la Campaña Admirable. No ha tenido tiempo de consolidar su autoridad, discutida, criticada, para algunos de los más importantes habida en forma de traición. Además, no conoce bien las aspiraciones de los Jefes y soldados orientales para quienes él es un Jefe de Occidente. Va pues a la batalla, sin cohesión y por ello se pierde.

CAPTURA Y EJECUCIÓN

Ribas fue capturado por los realistas en compañía de un sobrino y de un criado. Los había delatado un esclavo de nombre Concepción González. El Justicia Mayor de Tucupido ordenó su muerte el 31 de Enero de 1815, luego de grandes vejaciones. La cabeza frita en aceite fue enviada a Caracas, fue colocada en la Puerta de Caracas (donde aún se conserva) dentro de una jaula. El hombre que delató al Mariscal de Campo José Félix Ribas y “vencedor de los tiranos de La Victoria”, Concepción González sobrevivió, huido en los montes, hasta comienzos de la Guerra Federal, cuando una guerrilla del General Zamora lo tropezó. El Jefe al reconocerlo dijo: ¡"ah caráa… Concepción… vamos a arreglar el asunto del General Ribas…! Y lo hizo ahorcar.

EL DÍA DE LA JUVENTUD

El 10 de febrero de 1947, la Asamblea Constituyente decreta que se celebra el 12 de febrero como Día de la Juventud en Venezuela, «en reconocimiento a los servicios prestados a la república por los jóvenes». Los actos centrales se realizan en la ciudad de La Victoria, en la plaza principal que lleva el nombre del héroe José Félix Ribas. Allí se erige un homenaje escultórico, integrado por el héroe y varios jóvenes que reciben instrucciones sobre el manejo del fusil. El monumento lo decretó el Presidente Andueza Palacio, pero se vino a erigir durante el gobierno de Joaquín Crespo, inaugurándose el 13 de febrero de 1895. El escultor fue Eloy Palacios.

Como un estímulo a la juventud creadora de Venezuela, el antiguo Congreso de la República estableció en 1987 la Orden «José Félix Ribas», la cual es entregada desde entonces por el Presidente de la Republica con el propósito de “premiar a los jóvenes por su destacada participación en actividades culturales, artísticas, científicas y de investigación, tecnológicas, docentes, conservacionistas, deportivas, rendimiento estudiantil y de otro orden, que contribuyan al desarrollo integral del hombre y del país”.

BIBLIOGRAFÍA
·          
J - Juan Vicente González: José Félix Ribas,
·  _ Manuel Pérez Vila: Información tomada de: Diccionario de Historia de Venezuela. 2da Edición. Caracas: Fundación Polar, 1997.

No hay comentarios:

Publicar un comentario