Biografia José Felix Ribas
La imagen de José Félix
Ribas sigue iluminando el camino de la nación. El propio Hugo Chávez Frías,
Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, ha escogido, en homenaje
al prócer de la juventud, el nombre del primer programa renovador del sistema
educativo.
El período de las Guerras
de Independencia que dio lugar a la creación de las naciones latinoamericanas,
está lleno de páginas memorables, tales como Ayacucho, Carabobo, Junín o
Boyacá. Fueron grandes acciones que cambiaron el rumbo de la historia y
sirvieron para traer la noción de libertad a las emergentes Repúblicas del
continente americano.
Existen otras fechas,
no tan conocidas, pero no por ello menos importantes. Ejemplo de ello es
nuestro 12 de Febrero o “Día de la Juventud”. Este día conmemoramos los
venezolanos una de las acciones militares más brillantes de la emancipación
americana. Una fecha para recordar la valentía y el coraje de un grupo de
seminaristas y estudiantes de la Universidad de Caracas, quienes no teniendo
ningún conocimiento militar, derrotaron en la población de La Victoria a un
batallón realista que les superaba tanto en experiencia como en número. No
imaginaban aquellos imberbes la inmortal página que su gesta inolvidable habría
de escribir en los libros de la historia venezolana. El inspirador de esta
hazaña, vital para detener la avanzada del ejército español, fue José Félix
Ribas.
Sin embargo, los
méritos de este prócer de juventudes no se limitan a aquella célebre batalla.
Desde muy joven, Ribas se apasiona por las ideas libertarias provenientes de
Europa, llegando a ser uno de los organizadores del movimiento independentista
que condujo al 19 de abril de 1810. Más aun, Ribas llegó a ser uno de los más
cercanos colaboradores del Libertador Simón Bolívar. Sólo su temprana muerte,
producto de una traición, pudo detener el impulso indoblegable de este forjador
de libertad.
José Félix Ribas y
Herrera nació en Caracas el 19 de septiembre de 1775. Su familia era de las más
distinguidas en la Caracas Colonial y también de las más numerosas, pues sus
padres tuvieron once hijos, siendo José Félix el menor de ellos. Recibió una
excelente educación, incluso fue alumno del Seminario que más tarde sería parte
vital en la famosa batalla de La Victoria. Sus padres fueron Marcos Ribas y
Bethencourt y Petronila Herrera Martínez. El 1 de febrero de 1796 contrajo
matrimonio con María Josefa Palacios, tía de Simón Bolívar. Este hecho lo
convirtió en tío político del futuro libertador de cinco naciones. Estudió en
Caracas y en sus primeros años de vida sintió inclinación por ser religioso de
la orden de los Franciscanos, pero pronto desistió de la idea y se dedicó al
negocio de la agricultura.
LA SOCIEDAD PATRIÓTICA
En 1799, Ribas
presenció la ejecución de José María España, quien organizó junto con Pedro
Gual una de los primeros intentos de rebelión contra la corona española. Ya el
pueblo venezolano estaba empezando a manifestar su descontento con el sistema
colonialista español. Poco tiempo después, en 1808, se forma en Caracas un
grupo de valientes criollos convencidos de la idea de preparar un plan de
Independencia. Como militar de carrera, Ribas era un hombre sospechoso para la
corona española. Durante casi tres años no recibe cargo correspondiente a sus
méritos y aptitudes. José Félix Ribas era, en efecto, apasionado partidario de
la revolución y uno de los primeros en la prédica y en el ejemplo. El
movimiento, sin embargo, es descubierto y muchos de aquellos jóvenes son
apresados. En los interrogatorios, declaran que iba a la cuadra de los Bolívar
"a divertirse". Esa era la excusa que debían dar a la férrea
vigilancia de las autoridades españolas los jóvenes pardos para justificar
aquellas reuniones nocturnas y sospechosas. Lo que ocurría era que la sociedad
caraqueña se enteraba que las monarquías europeas estaban en crisis y que
existían formas de gobierno más justas e igualitarias. La Revolución que
derrocó a la monarquía francesa y proclamó la Declaración de los Derechos del
Hombre y del Ciudadano (1789) y la Independencia de los Estados Unidos (1777)
fundamentan indudablemente los antecedentes de la Sociedad Patriótica de
Agricultura y Economía , fundada en Caracas en 1810. La Junta decretó la
libertad de comercio, suprimió los derechos de exportación, eliminó el tributo
indígena y prohibió la introducción de esclavos, la cual estuvo encabezada por
Juan Germán Roscio, Miguel José Sanz, Cristóbal de Mendoza, Fernando Peñalver y
José Ángel de Álamo. Al decir de uno de sus miembros, la Sociedad era “alta
montaña de la santa demagogia”
EL 19 DE ABRIL DE 1810
Escogido ese día para
la movilización, “José Félix Ribas se multiplicó por calles y cuarteles,
animando en medio de la muchedumbre incierta, venciendo resistencias tímidas,
pero embarazosas, esforzando a los débiles, llenando los pechos de su osadía y
entusiasmo”. Su actividad y reconocido patriotismo lo llevan al Ayuntamiento.
Al ser depuesto el General Emparan, fue miembro de la Junta Suprema que se
organizó para gobernar a Venezuela. En octubre de ese año, como líder de los
pardos caraqueños, organizó una protesta pública por el asesinato cometido en
Quito (Ecuador), el 2 de agosto de 1810, de 28 patriotas por parte de las
autoridades realistas. En esta segunda movilización importante del año, Ribas
conducía la masa de la casa del Ayuntamiento a la plaza pública. La marcha la
presiden José Félix Ribas y sus hermanos. El Dr. Francisco José Ribas tomó la
palabra y a nombre del pueblo exigió de los miembros del gobierno una política decisiva,
la expulsión de los “españoles equívocos”
y medidas enérgicas de seguridad. La Junta Suprema prometió en adelante más
celo y vigilancia para con los intereses públicos, y ofreció acordar honores
fúnebres a las víctimas del trágico incidente. Ribas siguió organizando a la
gente, poseedor de un ascendiente sobre la población, se convierte en uno de
los primeros defensores de la clase de "pardos". En sus discursos
condenaba la indecisión del gobierno. Por esas razones, la Junta Suprema decide
expulsar de Venezuela con destino a Jamaica, a los hermanos Ribas y a otros
revolucionarios, por espacio de cinco meses.
A su regreso en abril
de 1811, se le encomienda su primera tarea militar: la creación del batallón de
Milicias Regladas de Blancos de Barlovento, con el grado de coronel. En 1812,
durante la campaña contra Domingo de Monteverde, Ribas se encontraba bajo las
órdenes del general Francisco de Miranda. Es enviado con su batallón en
refuerzo del coronel Juan Pablo Ayala, quien defendía el Portachuelo de Guaica.
De allí pasó a Caracas en calidad de comandante militar de la ciudad, en
sustitución de Juan Nepomuceno Quero. Después de la caída de la Primera
República, escapa con Bolívar a Curazao, en su segundo exilio en menos de dos
años. De allí, partieron a Nueva Granada. En esas tierras, Bolívar organiza la
famosa Campaña Admirable, que culminará exitosamente con la conquista de la
ciudad de Caracas.
LA CAMPAÑA ADMIRABLE
Al entrar en territorio
neogranadino, Bolívar pasa a Cartagena; para iniciar en ese territorio la
campaña de Santa Marta. Ribas fue comisionado para pedir al Gobierno de la
Unión y al General Nariño, auxilios y "la orden para continuar nuestra
marcha victoriosa”. En Ocaña se unió al ejército comandado por Simón Bolívar y
con él marchó a San José de Cúcuta, para vencer en la batalla contra el general
Ramón Correa, el 28 de febrero de 1813. El 18 de marzo, el Gobierno de Bogotá
envió las órdenes para entregar a Ribas 150 hombres y algunos elementos de
guerra. Cuando el general Bolívar inicia la Campaña Admirable en Cúcuta el 14
de mayo de 1813, Ribas comandaba la división de retaguardia. El 20 de junio,
apresura la marcha para reunirse con Girardot en Boconó. Como se creía la
posibilidad de una incursión realista, proveniente de Barinas, Bolívar proyectó
interceptarlos cayendo sobre ellos con las tropas de Ribas que todavía no
habían salido de Mérida (21 de junio de 1813).
En tanto, Ribas bajó
por Las Piedras a Santo Domingo y por el Norte buscó el río Burate para salir
luego a Niquitao y Boconó, donde llegó el día 30 de junio. Siguió sin
detenerse, hasta la Boca del Monte donde se reunió con Urdaneta. Bolívar, a su
vez, había llegado a Biscucuy.
Conoce Ribas de la
marcha de un destacamento realista al mando de José Martí, por la vía de
Calderas hacia Niquitao. Retrocede para darle combate. El 1º de julio llega a
Niquitao (13 leguas de marcha); el día 2 está frente a los españoles en La Vega.
Estos disponían de unos 800 hombres, mientras Ribas sólo contaba con 400. Desde
un terreno quebrado y peñascoso, Ribas continúa el combate y hace subir la
caballería patriota sobre unas alturas dominantes de la retaguardia realista.
Apoyada esta acción por ataque frontal, las filas españolas ceden y se
dispersan. Tras la victoria, Ribas tomó 450 prisioneros y gran cantidad de
armas y municiones. El 11 de julio continúa su marcha hacia Caracas triunfando
sobre Francisco Oberto en los Los Horcones.
Bolívar, por su parte,
había seguido en rápida marcha hacia Guanare, donde batió a Olmedilla. Entró en
esa ciudad el 1º de julio de 1813. Allí lo alcanzó Girardot con el resto de las
tropas. Desde allí informó a Ribas del avance de Martí, y si lo ha batido le ordena
reunirse velozmente. En caso de derrota debía salir por el mismo itinerario
tomado por Bolívar (Boconó-Guanare). Bolívar continuó su marcha sobre Barinas,
la cual fue abandonada por los españoles al saber de su derrota en Niquitao; el
5 de julio de 1813 Bolívar lanza a Girardot sobre Tízcar quien al dejar Barinas
había abandonado artillería y cinco escuadrones de lanceros.
El 9 de julio, había
ordenado a Ribas batir una columna enemiga de más de 500 hombres al mando del
Gobernador Fuentes y de otro Jefe de apellido Cañas, en El Tocuyo; el 17, ya
informado de la retirada enemiga, le ordena seguir sobre Araure "por el
camino más corto". En Araure podría tropezar con el Comandante Oberto y
debería destruirlo. Luego se le reunirán Urdaneta y Girardot. El 18 de julio,
Ribas está en El Tocuyo; el 20 se mueve contra las fuerzas de Fuentes y Cañas,
quienes se retiraron. En tanto, Oberto retrocedió a Barquisimeto donde reunió
fuerzas procedentes de Coro y las de Fuentes y Cañas. En total unos 800 hombres
a pie y 100 jinetes. Tenía cuatro piezas de artillería. Ribas no esperó a
Urdaneta, en tanto que Girardot; conocedor del movimiento realista, los buscó
por la vía de Barquisimeto, para encontrarlos en Los Horcones el 22 de julio de
1813. Ribas disponía de 500 infantes en tierra y 100 a caballo. Empeña la
acción y luego de dos intentos rechazados, al tercero los corta y derrota
totalmente. Con 50 jinetes los persigue. Entró en Barquisimeto el mismo día 22,
donde reorganizó su gente.
Al seguir a Oberto,
Ribas desobedecía a Bolívar, quien le había impuesto marchar por el camino más
corto a la reunión. Su carácter impetuoso le hizo aprovechar el ascendiente
tomado sobre el enemigo y la voluntad combativa de sus tropas. Urdaneta había
llegado el 20 a Araure y siguió tras de Ribas; el 23 supo el éxito de éste y
contramarchó para unirse a Girardot. Marcha Ribas por San Carlos (que había
sido desocupada el 2 de agosto por Izquierdo) buscando reunirse con Bolívar
(quien el 31 en Taguanés deshizo al mismo Izquierdo), en la ciudad de Valencia.
Es nombrado Comandante de San Carlos.
De San Carlos, Ribas
pasa a Caracas. Había concluido victoriosamente la Campaña Admirable. Bolívar
lo nombró entonces gobernador militar de la ciudad de Caracas y comandante de
la provincia de Caracas. En estas funciones recibe el aviso del posible arribo a
La Guaira de una expedición española. Se trataba de la fragata
"Venganza" (40 cañones), una goleta y 6 transportes en los cuales
viajaba el Regimiento de Granada (unas 1.200 plazas) al mando del Coronel
Miguel Salomón. Ribas procedió a preparar una celada con el objeto de
capturarla u ocasionarle grandes daños. Al efecto, vistió las tropas con
uniforme español y se izaron las banderas españolas en las fortalezas.
El 13 de septiembre,
una lancha al mando de Don Ignacio Marimón vino a tierra, donde Ribas había
hecho sacar de prisiones al Coronel Francisco Mármol y a otros prisioneros y
bajo grandes amenazas los obligó a recibir a sus paisanos. El segundo de
Marimón, Alférez Begoña ordenó desde la lancha algunas señales convenidas y la
escuadra fondeó a las 3 ¼ p.m. Repentinamente, desde las fortificaciones
abrieron fuego contra barcos. Estos cortaron anclas y favorecidos por una
súbita racha de viento se lanzaron al mar, salvándose de la celada. El fuego le
ocasionó daños, pero Salomón pudo llegar a Puerto Cabello, por lo cual los
patriotas se vieron obligados a levantar el sitio. El 16 la Escuadra española
llegó a Puerto Cabello.
En previsión de un
posible desembarco, Ribas movió sus tropas y se dirigió hacia Maiquetía. En su
calidad de Gobernador, extremó las medidas de seguridad, redujo a prisión los
sospechosos y sometió a la ciudadanía a frecuentes alarmas para verificar sus
aprestos defensivos y mantener el espíritu. El Coronel Salomón, con la idea de
ocupar Valencia y amenazar la vía de Caracas y la espalda de Bolívar salió de
Puerto Cabello, pero su lentitud permitió a Bolívar llegar a Valencia. Y las
medidas de concentración tomadas por él, llamando a Ribas, ordenándole ir a San
Carlos con tropas de La Guaira, Caracas y Valles de Aragua, bastaron para cortar
ese avance. En efecto, Salomón siguió a Patanemo y el 22 de noviembre se
instaló en los cerros de Vigirima amenazando bajar al valle.
El 5 de octubre del
mismo año, Ribas es ascendido a Mariscal de Campo y días mas tarde, merced al
decreto de Bolívar sobre uniformes, divisas y graduaciones (17 de octubre),
cambió este título por el de general de división, su equivalente. Durante los
días 23, 24 y 25 de noviembre de 1813 combatió con éxito en la batalla de
Vigirima, en donde enfrentó nuevamente al regimiento de Granada, al cual obligó
a replegarse a Puerto Cabello. De Vigirima se trasladó a Valencia y de allí a
la línea del sitio de Puerto Cabello, donde tomó el mando de las fuerzas
sitiadoras y con ellas tomó por asalto al pueblo exterior y los fuertes de
Trincherón y San Luis. Aun cuando no pudo tomar el castillo de San Felipe, su
acción contribuyó al estrechamiento del sitio que, con anterioridad, dirigía el
coronel Luciano D'Elhuyar.
VIGIRIMA: PREÁMBULO DE LA VICTORIA
Una de las victorias
más contundentes de Ribas se presentó en la Batalla de Vigirima, contra el
general español Salomón, el 25 de noviembre de 1813. Dos días antes llega Ribas
a Guacara, obedeciendo al llamado de Bolívar, con 500 soldados de infantería,
muchos de ellos estudiantes y 200 jinetes al mando del excéntrico Coto Paúl.
Junto con la gente de D'Elhuyar y las tropas de Gogorza y Villapol, sumarían
2.000 infantes y 300 caballos. D'Elhuyar empieza el combate sobre la izquierda
mientras Ribas ataca el centro; la pelea se generaliza pero sin resultados
efectivos. Salomón no se mueve de su posición. El 25, D'Elhuyar consigue forzar
la izquierda realista, mientras que Ribas y Bolívar atacaron el centro. En la
tarde habían desalojado a Salomón quien se retiró hacia Puerto Cabello. La tropa
convocada por Ribas estaba compuesta por estudiantes, agricultores, gentes de
toda condición, animadas por el heroísmo de Ribas, quien en persona, con
gravísimos riesgos para su vida los guió al combate, suben los riscos, soportan
el fuego y llegan a las posiciones de Salomón, haciéndole huir. El Libertador
encargó del Ejército a Ribas, con la orden de estrechar el sitio de Puerto
Cabello. El 8 de enero de 1814, pudo apoderarse de algunas obras exteriores.
Puente de Afuera y las baterías de San Luis y el Trincharen. Sin más recursos,
Ribas vuelve a Caracas de donde sale con 800 hombres a disputar los Valles de
Aragua al tirano Boves. Caracas amenazada desde el Tuy por Rosete y desde La
Victoria por Boves, quedó al mando de Arismendi, quien con drásticas medidas
trató de limitar los efectos del avance realista.
EL VENCEDOR DE LOS TIRANOS EN LA
VICTORIA
Por instrucciones del
Libertador, Ribas tenía la misión de defender la entrada a Caracas, y ante el
estado desastroso de sus tropas, organizó como soldados lo único que tenía
disponible, como eran los 800 estudiantes de la Universidad de Caracas, jóvenes
inexpertos en el uso del fusil, y con ellos unidos a los soldados, todos en
total no pasaban de mil 500, marchó a La Victoria para enfrentarse a las tropas
realistas, que tenían aproximadamente 2 mil 500 hombres. El nerviosismo y el
miedo se habían apoderado de los jóvenes que por vez primera empuñaban una
lanza, un rifle o una espada, cuando en el horizonte ven la nube de polvo que
viajaba junto con las tropas de Boves. La carga enemiga se aproxima, mientras
los jóvenes estudiantes invocan sus oraciones al cielo ante la muerte
inminente. Ribas se dirige a los muchachos con palabras efervescentes de
patriotismo:
“Soldados
: lo que tanto hemos deseado va a realizarse hoy: he ahí a Boves... Cinco veces
mayor es el ejército que trae a combatirnos; pero aún me parece escaso para
disputarnos la victoria. Defendéis del furor de los tiranos la vida de vuestros
hijos, el honor de vuestras esposas, el suelo patrio; mostradles vuestra
omnipotencia. En esta jornada que ha de ser memorable, ni aún podemos optar
entre vencer o morir: necesario es vencer… Viva la República”
Por su parte, relata el
escritor Eduardo Blanco:
“el
enemigo descarga su furia sobre la plaza que valientemente defienden los
estudiantes: crece el fragor de la impetuosa carga; ruge el cañón vomitando
metralla; y una inmensa granizada de balas que se cruzan con fatídico silbido,
rebota sobre la plaza convertida de súbito en un circo de fuego, que lanza como
rayos la muerte y cubre la tierra de cadáveres, mientras Boves contempla la
matanza con júbilo insensato”…
Ribas llegó el 10 de
febrero de 1814 a La Victoria, espantando a los realistas que la ocupaban. La
población en su mayoría, temerosa de las crueldades de Boves y de la inminente
lucha, había abandonado sus casas y marchado hacia Caracas. El 12, a las 7 a.m.
se presentaron las tropas realistas y a las 8 a.m. se generalizó el combate.
Morales ejercía el mando realista por estar Boves herido; tenía unos 4.000
hombres, 1.800 eran fusileros y el resto, lanceros. Su artillería, cuatro
piezas. encarnizada por ambos bandos, la caballería cargo 9 veces contra las
defensas patriotas siendo igual numero de veces rechazada con enormes pérdidas
en defensores y atacantes.
Tras 9 horas de
agobiante lucha, extenuados y a punto de rendir armas ante una nueva arremetida
realista, los heroicos jóvenes recibieron un aliento inesperado. Desde lo alto
del campanario de la iglesia alguien divisa un contingente de jinetes
acercándose por el camino de San Mateo. 220 hombres al mando de Campo Elías se
lanzan sobre las líneas realistas rompiendo el cerco, Ribas y los suyos
abandonan las defensas y cargan con furia inaudita sobre los destacamentos de
Morales. Y así una jornada que parecía ser aciaga para las armas republicanas
se trocó en victoria inmortal. Mas de un centenar de jóvenes perdieron su vida
en esta memorable acción.
Si algún Jefe ha estado
a la altura de su misión, ninguno como Ribas en La Victoria; sobreponiéndose a
todos los peligros, oponiéndose con el fuego o el arma blanca a los ataques
enemigos, atacándolo a su vez, sin reposo ni cuartel inutilizó la superioridad
numérica enemiga con un sabio uso de la defensiva. En la tarde, a las 4:30, una
polvareda por el camino de San Mateo y la vacilación del enemigo, le anunciaron
el arribo de refuerzos.
Dispuso Ribas una
salida al mando de Mariano Montilla para ayudar a la entrada del destacamento
auxiliar. Los gritos de "Campo Elías, Campo Elías!" en las filas españolas
identificaron al Comandante de las tropas auxiliares y esparcieron en aquéllas,
desasosiego, transformado por el choque en temor. A las 5:30 p.m., los
realistas levantaron el cerco y en desorden se retiraron no sin antes abandonar
algunas tropas cercadas por los independientes en las calles adyacentes a la
plaza. Ribas ordenó a Montilla y a Campo Elías perseguir a los desmoralizados
realistas. El 13 de febrero, algunas tropas de Boves y de Morales amenazaron un
retorno, pero fueron batidas en Pantanemo por el incomparable Campo Elías.
Al día siguiente, como
estímulo a la juventud que se inmoló en La Victoria, el Libertador otorgó al
hijo de José Félix Ribas, de apenas tres años de edad, el título de “Capitán
vivo y efectivo de Infantería de Línea, con el goce de sueldo de tal desde hoy,
y con la antigüedad del día en que empezare a hacer el servicio”. El capitán
Ribas Palacios apenas tenía tres años de edad, ya que nació el 14 de febrero de
1811. Ese mismo día, el Libertador, que estaba en Valencia, tituló a José Félix
Ribas “El Vencedor de los Tiranos en La Victoria”.
La Municipalidad de
Caracas le acuerda una estatua, Ribas contesta: "La sangre de los
caraqueños derramada en La Victoria y la protección visible de María Santísima
de la Concepción fueron los que salvaron la Patria en aquel memorable
día…" "Los mármoles y bronces no pueden jamás satisfacer el alma de
un republicano". Ribas había cumplido con honor, y de aquel tremendo
combate que contribuyó poderosamente a levantar el espíritu de las tropas
patriotas en vísperas de entendérselas con el grueso del ejército de Boves en
San Mateo, pasó a otros: a defender su ciudad natal de la invasión de Rosete.
Con unos 2.000 hombres
había penetrado por los Valles del Tuy el Jefe español, uno de los más
miserables y feroces. El 11 de febrero de 1814 hizo una degollina en Ocumare
del Tuy, no perdonó sexo ni edad, profanó el templo, en el cual se había
refugiado parte de la inerme población, masacrándola en presencia de altares y
santos.
Rosete prosiguió su
marcha con unos mil hombres y sin ánimos para atacar Caracas, quedó en
Charallave. Ribas dejó en La Victoria una pequeña guarnición y luego de enviar
auxilios a Bolívar, marchó a Caracas para seguir sobre Rosete; llevaba unos 700
hombres.
LA PÉRDIDA DE LA II REPÚBLICA
El 20 de febrero de
1814, Ribas destruyó en Potrerito una avanzada enemiga. A las dos de la tarde,
con el grueso de sus tropas atacó las burdas fortificaciones de Rosete,
fijándolo por el frente, mientras hacía pasara través de unos camalotales, una
columna, para atacarlo sobre la espalda. Una hora después, los realistas
se
dispersaron, luego de sufrir grandes bajas.
Desgraciadamente ni la
situación ni sus fuerzas permitieron a Ribas una persecución exhaustiva. Boves
decidió que Rosete insistiese sobre Caracas y al efecto le proporcionó nuevas
tropas; sumadas a los efectivos escapados el 20 de febrero, constituyeron una
fuerza de 3.000 hombres. Con ellos, de nuevo volvió Rosete. La situación de los
patriotas era gravísima, sucedían los combates de San Mateo y creían los
caraqueños que el Libertador no podría desprenderse de ningún cuerpo para
socorrerlos. Ribas estaba enfermo de cuidado. Casi no habían tropas veteranas.
Ante el peligro, se reunieron voluntarios y los efectivos disponibles, en todo
unos 800 hombres con los cuales marchó Arismendi. Este cometió el error de
atacar a Rosete en Ocumare sin explorar previamente los accesos; en los
cacaotales Rosete había emboscado numerosa gente, la cual tomó de sorpresa a
los patriotas y los destruyó. Escapó Arismendi con unos 200 hombres. La derrota
sumió a Caracas en el más grande terror. Pero Bolívar, el 10 de marzo envió en
socorro a Mariano Montilla con 400 hombres; estas tropas entraron a Caracas el
12, donde Ribas asumió la Jefatura y reuniendo los restos de la fuerza de
Arismendi y voluntarios, pudo salir, llevado en una especie de litera, con unos
mil hombres, el 17 de marzo de 1814. El 20 de marzo estaba frente a Rosete,
quien se encontraba en el pueblo de Ocumare, privándose de la buena utilización
de sus jinetes y de poder actuar en fuerza. Había dispuesto otra vez partidas
en los cacaotales. Ribas las hizo batir por Leandro Palacios, quien siguió
sobre la izquierda de Rosete. En tanto, el Comandante Gogorza atacó la derecha.
Ribas, en persona, llevó el ataque sobre el centro y en dos horas de pelea lo rompió
e incendió las casas ocupadas por el enemigo. La caballería realista fue
interceptada al iniciar una carga por los jinetes. A poco lo españoles
comenzaron a huir, declarándose luego en total derrota. Ribas los persiguió
hasta Cúcuta, de donde regreso a Caracas a la cual entró en triunfo. Mariano
Montilla y Leandro Palacios continuaron la persecución. Serían éstos abnegados
Oficiales quienes encontraron a la División de Bermúdez, ocupada en destruir el
resto de Rosete. Con ello se juntarían los esfuerzos de Oriente y Occidente.
Ribas, el 19 de mayo de 1814, lleva 600 soldados de refuerzo a Bolívar y como
Jefe de las reservas de combate en la primera Batalla de Carabobo. Del campo
regresó a Caracas con una pequeña escolta. La derrota de La Puerta significó la
caída de la República en manos de Boves, el 15 de junio de 1814. El 25 de junio
de 1814, Ribas destruye en Las Cocuizas una avanzada realista y detiene su
marcha de reconocimiento, permanece a la expectativa y regresa a Caracas de
orden de Bolívar. El 6 de julio, Bolívar y Ribas derrotan en Antímano a una
columna realista. En la noche en una Junta de Guerra, sus amigos querían
hacerlo nombrar Jefe Supremo… Moción que fue descartada y Bolívar de nuevo
recibió el encargo de "salvar la Patria". Decídese la emigración y
más de 20.000 personas marcharon a Oriente en la esperanza de salvarse de Boves
-7 de julio de 1814-. Ribas parece haberse opuesto al abandono de la capital y
dicen que gritó a Bolívar: "Simón, Simón, deja reparar los males que has
hecho!". Derrotados los patriotas en Aragua de Barcelona, pierden la
cohesión, la disciplina y hasta el principio del objetivo. !Cada uno o quiere
mandar o ver por su vida!. En Cumaná, Mariño convocó a reunión y se dispuso a
partir por Güiria; las tropas que quedaban, al mando de Ribas salieron para
Cariaco. Mariño había perdido el primer puesto de Oriente. ¡Y a Bolívar lo
suplantaba su fogoso tío!. De nuevo repitieron (ahora aumentado por la reunión
realista) el error de lanzarse al combate sin unidad de mando, sin unidad de
criterio, con una oficialidad desorientada por aquel continuo discutir y
disminuidos en número.
LA DERROTA DE LA REPÚBLICA
El 5 de diciembre de
1814 se dio la batalla de Urica. Boves ordenó tres gruesas columnas y al llegar
los patriotas avanzó sobre ellos; Bermúdez lo combate obligándolo a volver a su
línea. A favor de este movimiento los patriotas se abrieron y marcharon sobre
los españoles, quienes les hicieron un violento "fuego de cañón y
fusilería". Ribas continuó su avance; a menos de un tiro de fusil ordenó
fuego y lanzó sobre la derecha de Boves tres escuadrones escogidos y bien
ejercitados, eran éstos los "Rompelíneas"; conducidos por Zaraza,
Monagas y Barreto, cargaron con tal denuedo que rompieron y dispersaron a los
realistas. Boves al ver el éxito de la carga patriota cargó a su vez con el
centro; recibió un lanzazo y a poco murió. Pero su carga y el ataque de su ala
izquierda rompieron el centro patriota y los envolvieron por la derecha. La
infantería patriota pereció en el campo de batalla. La caballería huyó después
de haber peleado flojamente. La derrota de Urica significa el fin de la
resistencia organizada en tierra firme; la República seguirá viva gracias al
empeño de Páez, Cedeño, Zaraza y otros, que continuaron el combate en las más
duras condiciones. Bermúdez y Ribas escaparon. Morales se hizo reconocer como
Jefe de los realistas y marchó sobre Maturín donde el 10 de diciembre en la
noche y el 11 en la mañana Ribas y Bermúdez le hicieron una resistencia tanto
más heroica cuanto sólo tenían unos 450 hombres. Derrotados, huyeron.
Ribas es Jefe, de
aquellos muy escasos, capaces de infundir terror al enemigo, alientos a la
población civil y de hacer que los soldados le crean. Con ello obtenía
resultados donde otro hubiese perecido. Sus combates son acciones de pequeños
efectivos y hoy es difícil juzgar sobre las maniobras efectuadas; pero en
Urica, dispone una masa de caballería bien disciplinada y combativa y con ello
hace romper la línea de Boves. Pero, se ha lanzado a la batalla sin meditar que
sus Jefes y soldados no son los caraqueños o aquellos héroes de la Campaña
Admirable. No ha tenido tiempo de consolidar su autoridad, discutida,
criticada, para algunos de los más importantes habida en forma de traición.
Además, no conoce bien las aspiraciones de los Jefes y soldados orientales para
quienes él es un Jefe de Occidente. Va pues a la batalla, sin cohesión y por
ello se pierde.
CAPTURA Y EJECUCIÓN
Ribas fue capturado por
los realistas en compañía de un sobrino y de un criado. Los había delatado un
esclavo de nombre Concepción González. El Justicia Mayor de Tucupido ordenó su
muerte el 31 de Enero de 1815, luego de grandes vejaciones. La cabeza frita en
aceite fue enviada a Caracas, fue colocada en la Puerta de Caracas (donde aún
se conserva) dentro de una jaula. El hombre que delató al Mariscal de Campo
José Félix Ribas y “vencedor de los tiranos de La Victoria”, Concepción
González sobrevivió, huido en los montes, hasta comienzos de la Guerra Federal,
cuando una guerrilla del General Zamora lo tropezó. El Jefe al reconocerlo
dijo: ¡"ah caráa… Concepción… vamos a arreglar el asunto del General
Ribas…! Y lo hizo ahorcar.
El 10 de febrero de
1947, la Asamblea Constituyente decreta que se celebra el 12 de febrero como
Día de la Juventud en Venezuela, «en reconocimiento a los servicios prestados a
la república por los jóvenes». Los actos centrales se realizan en la ciudad de
La Victoria, en la plaza principal que lleva el nombre del héroe José Félix
Ribas. Allí se erige un homenaje escultórico, integrado por el héroe y varios
jóvenes que reciben instrucciones sobre el manejo del fusil. El monumento lo
decretó el Presidente Andueza Palacio, pero se vino a erigir durante el
gobierno de Joaquín Crespo, inaugurándose el 13 de febrero de 1895. El escultor
fue Eloy Palacios.
Como un estímulo a la
juventud creadora de Venezuela, el antiguo Congreso de la República estableció
en 1987 la Orden «José Félix Ribas», la cual es entregada desde entonces por el
Presidente de la Republica con el propósito de “premiar a los jóvenes por su
destacada participación en actividades culturales, artísticas, científicas y de
investigación, tecnológicas, docentes, conservacionistas, deportivas,
rendimiento estudiantil y de otro orden, que contribuyan al desarrollo integral
del hombre y del país”.
BIBLIOGRAFÍA
·
J - Juan Vicente González: José Félix Ribas,
· _ Manuel Pérez Vila: Información tomada
de: Diccionario de Historia de Venezuela. 2da Edición. Caracas: Fundación
Polar, 1997.
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