Alimentos para el Alma

"No es la superficie lo que debemos cambiar, es el hombre, comencemos por nosotros mismos dando ejemplo, de que estamos impregnados de la nueva idea"

Hugo Rafael Chávez Frías

martes, 2 de julio de 2013

AN bautiza hoy libro de Fabricio Ojeda




02/07/13.-Hoy en el salón protocolar de la Asamblea Nacional se procederá al bautizo del libro Luchar Hasta Vencer de la Colección Los Imprescindibles, en la que se recogen documentos y escritos sobre Fabricio Ojeda, en homenaje a los 47 años de su desaparición física por parte de los cuerpos represivos del gobierno de Raúl Leoni.

Carlos Manuel Duque, gerente de Producción editorial de dicha casa legislativa, señaló que se escogió a Fabricio Ojeda para iniciar una colección llamada Los Imprescindibles, dentro del Fondo Editorial Willian Lara, por ser este venezolano uno de los más preclaros pensadores del antiimperialismo y de la lucha revolucionaria en nuestra nación.

“Fabricio forma parte de esos grandes pensadores y revolucionarios que ha tenido este país. El Presidente Chávez muchas veces lo mencionó como el ejemplo a seguir. Nosotros decidimos incluirlo en una colección llamada Los Imprescindibles, basados en aquella frase famosa de Bertolt Brecht, en la que éste asegura que ‘Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles’”.

Señaló que lo novedoso de esta edición es que contiene seis documentos inéditos entre los que destacan dos prólogos introductorios, uno de Juan José Barreto González, titulado Fabricio; y otro llamado Fabricio Ojeda y su concepción de la guerra, escrito por el diputado Fernando Soto Rojas, quien también estuvo en la lucha popular de las décadas de 1960 y 1970; además de entrevistas al ex contralor de la República, Clodosbaldo Russián y al activista político y uno de los combatientes muy cercano a Ojeda, Hernán Abreu.

Juan José Barreto González dice en su prólogo: “Este libro no sólo es un legado que nos deja una estirpe de guerreros del pueblo venezolano. Es también una condición para comprender la devoción en la claridad y la valentía humana, una lámpara encendida siempre a lo largo de nuestra historia. En marzo de 1966 Fabricio termina de escribir La Guerra del Pueblo. El 21 de junio de 1966 le arrancaron el aire. Los sempiternos herederos de Caín creían haberle muerto. Una vez más se habían equivocado”.

DOS ESCRITOS FUNDAMENTALES

Por su parte, Fernando Soto Rojas, en su introducción del libro, manifiesta: “Hay dos escritos fundamentales para conocer el pensamiento revolucionario de Fabricio Ojeda: su carta de renuncia como diputado al Congreso Nacional, el 30 de junio de 1962 y el libro La Guerra del Pueblo, que terminó de escribir en marzo de 1966, en el llamado campamento Venus, que se ubicaba en las montañas de Trujillo.

“Ambos testimonios tienen importantes aportes de sorprendente vigencia en su contenido, que es necesario analizar y estudiar, en función de visibilizar la historia de las luchas de nuestro pueblo, que la oligarquía local y el imperialismo yanqui han pretendido enterrar. En el libro La Guerra del Pueblo se explican las razones y las circunstancias históricas de la coyuntura política que obligaron a este mártir de nuestro proceso social de lucha a asumir su compromiso conscientemente y enfrentar con valentía sus consecuencias”, escribió Soto.

El texto contiene, además, la carta de renuncia completa, que dirigió Ojeda en 1962 al entonces Congreso Nacional, momento en el que decide incorporarse a la lucha armada. En dicha carta puede leerse, entre otras cosas, lo siguiente: “Nuestra decisión de incorporarnos a los estudiantes, obreros y campesinos que hacen la guerra de guerrillas en Falcón, Portuguesa, Mérida, Zulia, Yaracuy, obligados por la brutal represión del gobierno que amenaza con la muerte, la tortura y la cárcel a quienes se oponen a sus designios, obedece a la firme convicción de que la política de las camarillas que ejercen hoy el poder, no muestran ningún ánimo para dar soluciones a la crisis política venezolana a través del diálogo y la senda electoral. Toda la maquinaria oficialista ha sido, desde ya, colocada al servicio de los grupos exclusivos que forman la intimidad del actual presidente y sin espíritu de servicio a la patria y al pueblo, tales grupos han privado a los venezolanos de sus más elementales derechos y desde ahora preparan el fraude que les permite perpetuarse en el poder… Esperar que esta burla sangrienta se consagre sin mengua de la propia dignidad, no sólo es cobardía, es alentar falsas ilusiones cuyas consecuencias serían fatales para nuestro desarrollo democrático”.

Igualmente, la obra recoge la declaración que hiciera ante el Consejo de Guerra en una de sus detenciones, y un discurso del comandante Fidel Castro ofrecido en 1967, en el que expone la situación política de Venezuela para la época.

Esta misiva es un análisis de la situación por la que atravesaba el movimiento revolucionario militar en el país, con una visión optimista del proceso que se vivía en el momento.

Su parte final reza: “Está abierto un período de clarificación ideológica y de precisión del camino revolucionario. Hay un factor transitoriamente desfavorable en esta situación y que nos coloca en una situación de dificultad: es el problema de los recursos económicos, como consecuencia de haber sido el Buró Político el que ha venido ejerciendo el control de este rubro.

Hasta hoy, toda la ayuda para el movimiento revolucionario ha estado centralizado en este organismo y utilizada en función de su política, es decir, estrangulada económicamente para los focos guerrilleros.

Hay una elevada moral en el ánimo de nuestros combatientes y una gigantesca firmeza en el nuestro. Estamos conscientes del presente cuadro de dificultades, pero estamos seguros de que las habremos de superar en el menor tiempo. La verdad se impondrá entre los escépticos y, con ello, un período luminoso asomará en nuestro horizonte. ¡pa’tras ni pa’coger impulso… marchamos hacia adelante, hacia la victoria. Luchar hasta vencer”.

Como un nuevo aporte documental para historia contemporánea esta obra incluye fotografías inéditas de Fabricio Ojeda, recopiladas por familiares y su grupo de combatientes. También contiene una breve reseña biográfica del luchador venezolano.

El primer tiraje consta de 3 mil ejemplares que Librerías del Sur distribuirá en todo el país. También en donaciones puntuales a los asistentes, previa solicitud, en foros y conferencias sobre el tema, según aseguró Duque.

Biografía Mínima

> Nació en Boconó el 6 de febrero de 1929.
> Se inició en la política a los 17 años inscribiéndose en el partido Unión Republicana Democrática (URD).
> Fue maestro de escuela.
> Se casó con Dalia Díaz.
> El 23 de agosto de 1952 es detenido por la Seguridad Nacional .
> En 1955 inicia sus estudios de periodismo en la UCV.
> Comienza su labor de comunicador trabajando en los diarios La Calle y El Heraldo.
> En 1952 se suma a la lucha contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
> Preside la Junta Patriótica en 1957.
> Fue electo diputado en 1958.

En 1962, ante un consejo de guerra,  justificó su lucha armada
La declaración que diera Fabricio Ojeda ante el consejo de guerra que le juzgó, luego de ser atrapado el 12 de octubre de 1962, no había salido a la luz pública hasta ahora, cuando por iniciativa de la Asamblea Nacional se publica ¡Luchar hasta vencer!, libro que contiene varios documentos y su escrito La Guerra del Pueblo.

Por lo extenso de la declaración se ha optado por la realización de un resumen de la primera parte, considerando que allí existen elementos sustanciales de su pensamiento y un análisis de la realidad venezolana que lo llevó a dejar su curul parlamentaria para dedicarse a la lucha guerrillera.

ESPÍRITU DEL 23 DE ENERO

Ojeda inicia su contestación a los cargos que le imputan, presentando partes de la historia que lo llevó a la lucha armada. Se ubica en el derrocamiento del presidente Rómulo Gallegos, el 24 de noviembre de 1948, iniciándose una Venezuela “…sumida en su misma tragedia de siempre, frente a un gobierno de usurpación que a nadie y a nada respetaba…”.

Continúa su relación con el 23 de enero de 1958: “La victoria llegó al fin y con ella la paz regresó a los hogares venezolanos. Secuestrados políticos que recobraban su libertad, exiliados que volvían al reencuentro con la Patria alejada, hombres y mujeres que se abrazaban en patéticas escenas de amor y un gobierno de convivencia, pusieron marco a la nueva realidad. La fe en Venezuela y en su pueblo, en el interés patriótico de sus hombres, resurgía en lo que más tarde fue llamado ‘el espíritu del 23 de Enero’. Los venezolanos, en todos sus sectores, habían entrado a una nueva etapa que no tardó en exhibirse como ejemplo afortunado. Ya no había presos ni exiliados, perseguidos ni perseguidores…”, continuó.

“Todos creíamos –¡oh, vana ilusión!– que entonces se habían echado las bases para un entendimiento patriótico. No tuvimos inconvenientes para que la junta que presidíamos fuera ampliada con la participación de todos los sectores que habían intervenido en tan formidables jornadas. En nosotros sólo estaba presente el anhelo de buscar soluciones permanentes, el deseo de contribuir con nuestro desprendimiento, como lo hicimos, a una situación donde todos pudiéramos trabajar por Venezuela, por su engrandecimiento y progreso democráticos. Pero a la postre aquello resultó infructuoso. Algunos sectores y personalidades políticas, no obstante de expresar ante el pueblo su lealtad al espíritu unitario, maniobraban en sus propios cenáculos para destruirla. Lograron disponer de la Junta Patriótica como instrumento de unidad, y el egoísmo personal y sectario se reflejaba de nuevo en el forcejeo de las posiciones y el control exclusivo del país. Otra vez la sombra de un sectarismo enfermizo parecía proyectarse sobre el cuerpo endeble de la Patria. Un pacto excluyente –el llamado Pacto de Punto Fijo–, se firmó para canalizar la campaña electoral que transcurrió dentro del ambiente de las más amplias libertades y garantías que haya conocido país alguno en momentos de transición”.

Siguió su declaración manifestando que todo este proceso había generado una “…fisonomía democrática sin que nada hiciera desviarlo de su actitud y responsabilidad. Wolfgang Larrazábal, en un gesto que le honra, renunció a la primera magistratura para competir de igual a igual, sin los recursos de poder en sus manos, en las elecciones que habrían de renovar la vida constitucional y democrática de la nación.

“La mayoría de los sufragantes lo hizo por el señor Rómulo Betancourt, que se había comprometido a cumplir el programa mínimo del pacto tripartito, cuyo fundamento era el fundamento de las libertades conquistadas por el pueblo en las heroicas jornadas de enero, la industrialización del país y una política internacional independiente”.

Cuestiona lo hecho hasta ese momento por el gobierno, preguntándose si el mencionado programa se había cumplido y si se había respetado el mandato popular expresado en las elecciones.

“Son los mismos hechos los que dan respuesta a estas interrogantes. A los ojos de todos los venezolanos está la realidad nacional de nuestro país. No han sido mantenidas las libertades conquistadas por el pueblo el 23 de Enero, antes, por el contrario, se ha vuelto a los días más angustiosos de la represión y la barbarie. Las cárceles llenas de secuestrados políticos, las torturas físicas comprobadas por el Poder Legislativo, los centenares de muertos por la violencia de los cuerpos represivos, las agresiones contra la prensa independiente, son evidente testimonio de ello”.

En esta declaración Fabricio Ojeda reconoce su posición y sus actos cuando afirma: “No abjuramos de nuestra posición, ni negamos haber empuñado las armas para reponer, en su plena vigencia, la Constitución Nacional y sustituir este gobierno por otro de carácter nacional que eche a andar la maquinaria de la liberación. Lo hicimos por nuestro amor a Venezuela, por nuestra pasión nacionalista”.

Termina esta primera parte señalando: “El momento ha llegado de abandonar las comodidades o conveniencias personales, de dejar las posiciones transitorias para entregarse por entero a la lucha definitiva. Ningún venezolano que sienta la Patria en su justa dimensión puede ya inhibirse ante el paso que le corresponde dar y el cual no es otro que la acción sacrificada a favor del pueblo. Basta ya de palabras que este gobierno no puede escuchar, basta ya de escrúpulos legalistas frente a un gobierno que no conoce otro método que la violencia ni otra práctica que el terror.

“Nosotros, por nuestra parte, supimos tomar el camino cierto, el rumbo justo y si no pudimos integralmente con nuestro deber, ello es resultado de los propios riesgos que desafiamos con coraje y dignidad”.

Existen otras dos secciones sobre la aplicación de decretos violatorios de la Constitución y a desenmascarar a Rómulo Betancourt y muchos de sus seguidores, quienes asumieron una posición frente al gobierno de marcos Pérez Jiménez y en esa ocasión usaban los mismos recursos de la dictadura para condenarlo. IG

IGOR GARCÍA/CIUDAD CCS
CARICATURA UNCAS

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