El
reconocido arquitecto venezolano Fruto Vivas cumple hoy 86 años de edad. A su
juicio, llegar al año 2014 resulta una de las sorpresas que le ha dado la vida.
Este maestro de fama nacional e internacional se ha caracterizado por un alto
compromiso que se traduce tanto en su trabajo profesional como en sus preceptos
filosóficos y políticos, en una prolífica obra inmersa en la búsqueda incesante
de la armonía y el equilibrio entre la madre naturaleza y el hombre.
Este maestro indicó: “Tengo más de 50 años dedicado al mundo de la naturaleza, es
fundamental en mi vida porque ha sido mi meta extraordinaria”, al tiempo
que agregó que cuando ésta tomó a la política, se orientó a lograr la felicidad
humana. “El proceso me ha dado la fuerza
y la precisión para saber hacia dónde va mi obra”. Lo que resume en pocas
palabras la respuesta a todas sus inquietudes.
Este
apasionado por el hecho arquitectónico no sabe que le celebrarán su cumpleaños
por todo lo alto en una de sus obras emblemáticas: la Flor de Venezuela,
ubicada en Barquisimeto, estado Lara. Ajeno al próximo ambiente festivo, narra
capítulos de su vida, como por ejemplo que nació en una carpa negra de lona, ya
que su padre era un humilde obrero en la carretera: “No tenía casa sino hasta
que nos fuimos a Cordero”.
Vivas
sintió pasión por el dibujo desde que era pequeño. Recuerda con especial
satisfacción que cuando contaba con 11 años de edad, el presidente Isaías
Medina Angarita le pagó por un retrato en carboncillo que había hecho del Padre
de la Patria, Simón Bolívar: “Me lo
compró por 500 bolívares, eso era un realero”, dijo. Ese dinero se lo dio a
su mamá y también le sirvió para venirse a Caracas a los 12 años.
En
ese transcurrir del tiempo, “aproximadamente
cuando tenía 15 o 16 años de edad era pintor y calígrafo. En esa época salió un
aviso en la prensa que decía que se necesitaba un dibujante arquitectónico y
dibujé la casita Sinfonía. Empecé entonces el camino”.
Sobre
Fruto Vivas escribe su homólogo Juan Pedro Posani, director del Museo de
Arquitectura: “No cabe duda de que la
admiración por la larga y abundante obra de Fruto Vivas está justificada: una
larga historia de éxitos ingeniosos, de promesas audaces, de dedicación al
diseño y compromiso político ratifican el valor excepcional de una personalidad
altamente prolífica y creadora”.
Algunas
de sus obras
> Iglesia La Concordia (1954). Estado Táchira. Ingeniería de Eligio Villa. Realizada en
tres meses por un grupo de artesanos venezolanos y colombianos. Estructura de
concreto armado cubierta por una piel de ladrillos. Su diseño cumple con los
principios litúrgicos de una iglesia. Consiste en un muro que envuelve la casa
parroquial y que se eleva hasta formar una torre helicoidal en el campanario.
El Cristo también fue diseñado por Fruto Vivas.
> Casa Los Chorros (1955). Caracas. Ingeniería de Eligio Villa. Dentro de un
bosque, al borde de una quebrada que baja del Waraira Repano, se construyó esta
obra en homenaje al arquitecto norteamericano Charles Eames. Estructura de
cerchas metálicas, pisos de madera y paredes de piedra tomadas del sitio.
Abierta hacia el paisaje de árboles. Todos los techos forman una jardinera.
> Árbol para vivir (1990). Estado Anzoátegui. Ingeniería de Edgard Fortul. Primera
propuesta para la vivienda multifamiliar realizada no en edificios verticales
sino en volúmenes horizontales de tres pisos y un corredor intermedio que se
cruzan entre sí a distintas alturas.
> Flor de Hannover (2000). Estado Lara. Ingeniería de Frei Otto. Es una gran flor
de 16 pétalos que se mueven con pistones hidráulicos que abren y cierran de
acuerdo con el clima. Estos pétalos están hechos en estructuras tubulares de
lona color violeta, para emular en las cuatro fachadas la formación de
orquídeas gigantes. 5 millones de personas la visitaron en Alemania, en una
feria internacional. Luego fue trasladada hasta Barquisimeto y en vista de su
deterioro fue recuperada por el Gobierno y declarada Patrimonio Cultural de la
Nación en 2013.
TERESA
QUILEZ/ PRENSA IARTES/ESPECIAL
FOTO
CORTESÍA AVN. /FOTOS CORTESÍA IARTES
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