Cómo
han atropellado a los pobres en Venezuela!, ¡cómo han atropellado a los
campesinos en Venezuela! Yo estaba de capitán, por allá en el Alto Apure, y un
soldado de mi escuadrón llegó un día: “Mi capitán, tengo un problema, a mi
padre lo hirieron, le dieron un disparo de escopeta”. Y le digo: “Pero, ¿y cómo
fue eso?”. El me echó el cuento y a los dos días estaba yo con el muchacho. Me
fui de civil como cualquiera, en un yip civil, digámoslo así, y nos metimos de
Mantecal hacia adentro, allá en el Alto Apure.
Resulta
que un terrateniente, que tiene miles de hectáreas, pero miles (veinte, treinta
mil hectáreas), había decidido sacar a los campesinos que allí habían nacido,
los “pisatarios” que allí tenían hasta cementerios, donde habían enterrado a
sus abuelos, a sus viejos, unas comunidades de campesinos en el Apure. Pero
este caballero decía que esas tierras eran de él, que esos ríos eran de él, que
esos árboles eran de él y que esa gente tenía que salir de ahí; la Edad Media,
pues, los señores feudales. Había contratado a un grupo de terroristas que
andaban de noche, enmascarados con escopetas y rifles. Le mataban los cochinos
al papá de este muchacho soldado y por eso fue que lo hirieron, porque él salió
a defender sus cochinos. Aquello le costó toda su vida, le mataron más de
treinta cochinos, le tumbaron el topochal con un tractor, le llevaron medio
rancho; ellos dentro y le tumbaron el rancho. Los niños iban a la escuela a pie,
a cinco kilómetros, y en el camino salían los tipos enmascarados a asustarlos y
dándoles con palos a los niños.
En
aquel entonces investigamos aquello. Claro, yo no tenía más poder que el de
investigar. Tampoco eran mis atribuciones, porque no eran las de un capitán,
pero yo me metía en esas cosas, ¿no? Tomé fotos y envié el informe al Comando
Superior en el área militar. Pero me quedé esperando toda la vida que llegara
alguna solución. Nunca llegó. ¿Por qué?, porque este caballero, dueño de esas
tierras, era muy amigo del gobernador de Apure de entonces, que había sido
impuesto por el presidente de entonces, aquel caballero que se llama Jaime
Lusinchi. Toda una mafia, y los jueces de Apure, todos de la misma patota.
Entonces,
al pobre campesino le meten un tiro, le matan los cochinos, le tumban el
rancho; a veces le violan la hija, le golpean al muchacho y él tiene que morir
callado. Ahí es cuando ocurren las cosas que han pasado en el mundo, porque la
gente tiene dignidad. De repente, se obstina el campesino, agarra un machete y
puede pasar cualquier cosa. Ahí es cuando ocurren los problemas, por el abuso
del poder. Así que yo comprometido estoy, porque vengo de allí, yo nací pata en
el suelo y con orgullo lo digo: soy campesino, pata en el suelo.
POR
HUGO CHÁVEZ FRÍAS
ILUSTRACIÓN
MELANY PÉREZ
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