39 años (1959-1998) duró moribunda la República. “La Cuarta”, como aún es recordada, continúa su lastre en una Patria que ahora se piensa y se construye nueva. De ahí la dificultad de superar las marcas imborrables del abandono y la traición de las cúpulas, como las calificaría Hugo Chávez, que violaron la estampa libertaria que corre por la sangre de los venezolanos.
“Es Bolívar que vuelve con su clara visión, con su espada desenvainada, con su verbo y su doctrina. Seamos audaces, nosotros tenemos semillas para reinventar un concepto revolucionario y una práctica revolucionaria propia”.
Con estas palabras, el para la época recién designado Presidente de la República convocaría a la fuerza política del país y a las mayorías, a labrar el camino por la liberación nacional y -para establecer un símil con los años de vejación- curar a la nación de las prácticas interesadas y corruptas de la política asfixiante cuarto-republicana.
Frente a la Asamblea Nacional Constituyente, Chávez convocó a los diputados trabajar en una Carta Magna que presentara un nuevo proyecto de país, bajo el precepto de refundar a Venezuela y superar el dogma neoliberal, responsable -a su juicio- de agravar los males padecidos por la ciudadanía hasta entonces.
Para ello, hizo hincapié en que la Constitución debía prevalecer lo social, antes de cualquier idea política. En esencia, ello contribuiría a la solidez de las instituciones del Estado y al fortalecimiento de la ideología.
“Felizmente soy Presidente, el último, de la IV República y, doblemente feliz, porque también, gracias a Dios y a nuestro pueblo, seré -y espero que así sea- Presidente de la V República, de la República Bolivariana que vuelve”.
Así, Hugo Chávez cimentaría su tránsito por la historia de Venezuela, tras decretar, ante todo el país y con cientos de años a cuestas: “Hoy muere la IV República y se levanta la República Bolivariana”, exclamó.
YVKE Mundial /Yordi Piña
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