Por: Judith León: Decía Simón Bolívar: “Unámonos o la anarquía nos devorará, sólo la unidad nos falta…para completar la obra de nuestra regeneración…”
En esta oportunidad, como
casi siempre lo he hecho todos estos años, me anima reflexionar sobre el
histórico y doloroso Golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra el presidente
Hugo Chávez Frías, sólo que en esta ocasión se suma un elemento aun más penoso
que aquella historia, la cual llevaré siempre grabada en mi memoria porque yo
estaba allí, en el Palacio de Miraflores, aquel día nefasto, cuando se llevaron
preso al Presidente constitucional, para luego afirmar, mentir y decir que él
había renunciado a la presidencia.
Luego se demuestra que era un plan montado que comienza cuando la marcha de la oposición, que ese día se concentraba en Chuao, fue llevada deliberadamente al centro de Caracas, rumbo al Palacio, en donde en la prensa, un día antes, si mal no recuerdo, fue el diario El Nacional, sentenciaba: “La batalla final será en Miraflores”.
Son muchos recuerdos de ese hecho, tantos, que tiempo después quise recoger mi propio testimonio y hacerlo público. Escribí el libro, “De Chávez el chavismo y otros relatos”, el cual sin padrinos ni bautizos, afortunadamente, logré narrar lo que al menos viví en aquel día inolvidable. Casi épico y aleccionador fue aquel 11 de abril de 2002 en el Palacio de Miraflores. Pude estar en ese lugar donde se marcaba un hecho trascendental en la historia política del país, un episodio que obviamente viví, compartí con otras personas, colegas, ministros, militares y aquellos, pocos, que al final, nos mantuvimos en ese recinto hasta el último momento, cuando se llevaron preso al presidente Hugo Chávez al Fuerte Tiuna.
Pero no quisiera
desperdiciar esta oportunidad, de conexión con el lector, para resaltar algunas
consideraciones, a la luz de los acontecimientos recientes: Es la primera vez
que no compartimos este 11 de abril con la presencia física del presidente Hugo
Chávez Frías. Sin embargo, paradójicamente, él sigue siendo tan vital a través
de su legado, que por estos días de campaña a las presidenciales, a un mes y
más de su partida, me atrevo a decir que su espíritu sigue tan vivo que anima
el rumbo de esta contienda electoral y acompaña a Nicolás Maduro. Sino cómo se
explica que tanto pueblo ahora mismo respalde al presidente, candidato, Maduro,
quien, sin duda, será electo como el próximo presidente constitucional el
domingo 14 de abril, tal y como Chávez lo pidió a su pueblo, “desde su
corazón”.
Esa noche del 8 diciembre
pasado Chávez dijo: “….Y sobre todo para asumir el nuevo período para el cual
fui electo por ustedes, por la gran mayoría de ustedes, si algo ocurriera,
repito, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro no sólo en esa
situación debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que en mi
opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que
—en ese escenario que obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo
a elecciones presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de
la República Bolivariana de Venezuela. Yo se los pido desde mi corazón”…
Este torrente de gente que
ahora copa los eventos que convoca el Psuv para la campaña electoral
presidencial de Maduro, es seguramente la palabra cumplida, el compromiso que
cada uno, contados en miles, millones, hicieron formalmente ante el féretro de
Hugo Chávez en la Academia Militar. Así, a pocos días de los comicios vemos el
ánimo, la algarabía de multitudes, seguidores de Chávez y Maduro, quienes hacen
pausa a la tristeza para animar la fiesta electoral que es ahora sin
Chávez…pero con Chávez.
Es un caso de estudio, dice
más de uno, aquellos que no comprenden el sentimiento y fervor de tanto pueblo
por un líder noble como fue Chávez, desprendido, formado y comprometido para
cumplir la palabra del padre Bolívar. Un líder continental que ahora mismo
reconoce orgulloso el expresidente Ignacio Lula Da Silva, quien se hizo además
de homologo un estimado amigo. Algo que para representantes de la oposición es
casi una afrenta.
Otra consideración es que
Chávez nunca olvidó esta transcendental fecha, 11 de abril de 2002, a la cual
hizo alusión en muchas ocasiones. Casi siempre refería ese suceso. Y es que a
partir de ese hecho Chávez cambia y marca el rumbo de una nueva historia, la
que estaba por escribirse, por desarrollarse, no eximida de dura batalla. Años
de intensa y bélica oposición, creo que hasta 2004.
El Golpe del 11 de abril de
2002, fue deliberadamente destinado para Hugo Chávez. Fue una prueba de fuego.
Logró sobrevivir al asesinato. “Si matan a este hombre…aquí nos matamos
todos…”, comenta él que dijeron algunos soldados, quienes participaron en un episodio
ocurrido en la Isla la Orchila, en donde él estaba retenido en aquellas horas
de secuestro, cuando su muerte fue una posibilidad cierta. Aquel instante
amenazante fue evitado, valerosamente, por algunos soldados leales, quienes en
ese momento crucial también expusieron sus vidas. ¿Y qué pasó?. Intervino la
mano de Dios. Hugo Chávez Frías, fue noticia mundial de primera. Rescatado por
soldados leales, miembros del equipo de gobierno y mucho pueblo en la calle,
Llegó victorioso aquella madrugada del 13 de abril de 2002, en un helicóptero
que sobrevoló el cielo caraqueño hasta llegar al Palacio. Las imágenes quedan
para la historia. Se ve llegar a aquel joven Presidente, valiente, fervoroso,
sonriente, colmado de pueblo, el mismo que bajó de los cerros, urbanizaciones,
caseríos y que por horas indefinidas, horas sufridas, horas de coraje inmenso,
le esperaban, hasta constatar que Hugo Chávez volvía sano y salvo a la
presidencia de la República. Una gran historia con un final de película.
Los seguidores del
Presidente, sin miedo alguno, en un empuje de gallardía, patriotismo y
dignidad, protestaban en las calles. Era una lucha a viva voz, para que los
usurpadores del poder, civiles y militares, devolvieran la legalidad
constitucional y depusieran al tirano Pedro Carmona Estanga y restituyeran a
Hugo Chávez Frías, el único presidente electo por votación popular.
También en su último
discurso, del 8 de diciembre de 2013 Chávez recordaba este episodio del Golpe
cuando dijo: “… Uno siempre ha vivido de milagro en milagro, siempre he dicho
yo. Llegamos al 4 de febrero como de milagro. Entonces rememora: “¡Ah!, Molero,
eso fue como de milagro. Después de tantos años, de tantos ires y venires ¿no?
¡Ufff!... cuántos años y cuántos… Recuerdo los días de teniente, ya andábamos
nosotros allá en los Blindados de Maracay, metidos atrás en el polígono,
reuniéndonos, entre tanques y soldados. Y allá en los paracaidistas, en San
Jacinto, en La Placera al fondo, allá nos íbamos a trotar, éramos tenientes,
tenientes. 25 años, 26 años. Y, bueno, fue como de milagro llegar al 4 de
febrero. Y fue como de milagro llegar aquí. 27 de noviembre después, y llegar
aquí a esta casa del pueblo. Fue como de milagro el 11 de abril, 12 de abril,
13 de abril; eso fue como un milagro, fue un milagro. Yo sigo aferrado a ese
milagro”.
Y como un milagro Hugo
Chávez renació, para seguir confrontando muchos otras emboscadas. Esa noche de
la madrugada del 13 de abril, ya en el Salón Ayacucho, del Palacio de
Miraflores el crucifijo que le obsequió el General Pérez Arcay-antes de ser
secuestrado- en close-up televisivo fue levantado por el Presidente, para hacer
un emplazamiento: “Hago un llamado de verdad a la unidad de los venezolanos, a
la unidad respetándonos las diferencias, hago un llamado a la cordura, hago un
llamado al entendimiento, hago un llamado a los empresarios del sector privado,
hago un llamado a los partidos políticos, a los dirigentes empresariales, hago
un llamado sobre todo -y agarró la Cruz- hago un llamado a los dueños de los medios
de comunicación. ¡Por Dios! Reflexionen, pero de una vez. Este país también es
de ustedes, yo también tengo que reflexionar muchas cosas. Sí. Lo he hecho en
muchas horas. Y me traigo lecciones, que no voy a olvidar, de tanto pensar, de
tanta angustia, de tanto dolor, de tanta incertidumbre. Así que vengo dispuesto
a rectificar donde tenga que rectificar, pero no solo debo ser yo el
rectificador, todos tenemos que rectificar muchas cosas para que volvamos a la
calma, al trabajo, al empuje y a la construcción de la Venezuela bolivariana,
para que sigamos construyéndoles la patria a nuestros hijos, a nuestros nietos;
para que sigamos haciendo realidad el sueño de Bolívar”.
Aunque Chávez llama a
conciliar, a rectificar, al diálogo, con todo y el daño que le hicieron e
incluye a los medios de comunicación opositores, combinados con los golpistas
dentro y fuera del país, aun así, en una muestra de humildad y perdón, aun así,
no claudica su mensaje bolivariano.
Un llamado tan vigente como
hace once años, porque todos sabemos que la guerra contra Hugo Chávez nunca se
detuvo, siempre quiso su salida, su muerte y también sabemos que esa guerra
contra Maduro apenas comienza.
Cuando se aborta un Golpe de
Estado y se devuelve a su lugar al Presidente derrocado en tan sólo 48 horas,
es como dijo “el presidente “un milagro”. Al mismo tiempo que nos convertimos
en un país mediático, en donde las grandes corporaciones internacionales, a
favor o en contra (la mayoría), en los siguientes años a este hecho, estarían
siempre cronometrando cada paso, cada decisión, cada ocurrencia de Hugo Chávez
Frías. Un personaje político para la historia universal, pero que la prensa
amarillista utilizó como una fuente predilecta, mercantilista y de
confabulación permanente.
En otra dimensión, luego de
arrastrar otros hechos deplorables, como el paro petrolero de diciembre de
2002, posterior a los sucesos de la Plaza Altamira, eventos promovidos por el
generalato disidente, así como algunos otros actos terroristas, fue como una
bofetada a la “ingenuidad” del presidente Chávez, cuando les llamó a la
“cordura” aquel 13 de abril. Los opositores de siempre, los de ayer, los mismos
de hoy, revelaron que la lucha, en su contra, a costa de lo que fuera,
continuaba.
El paro petrolero fue una
contraofensiva tan o más peligrosa que la del 11 de abril de 2002, en donde
factores tan avasallantes como la CIA y otros infiltrados, eran más que una
amenaza, una estrategia en la acción. Grupos organizados, pagados e infiltrados
realizan su tarea de sabotaje permanente y desestabilización.
En ese contexto el
presidente Chávez-cuya enfermedad sorpresiva también es motivo de sospecha, un
tema para desarrollar e investigar- tubo que demostrar durante los catorce años
de su gobierno su mejor talante de Comandante, estratega militar cuando
confronta la batalla por el control de la industria petrolera (Pdvsa),
diciembre de 2002 a marzo 2003. Después de una increíble lucha en la acción e
intenso aparataje mediático en contra Chávez, junto al pueblo, militares leales,
gobernantes aliados, surge victorioso y vence el sabotaje petrolero, una prueba
inaudita, de lucha por el poder.
También, por aquellos años
confrontó la deslealtad de algunos miembros de la Fuerza Armada, algunos
funcionarios, amigos, pero luego pudo orientar reformas. Surge la nueva la
Fuerza Armada Bolivariana, ratificando en gran manera la certeza de la unidad
cívico-militar, pilar de su modelo político. Por ello el ataque de la oposición
al almirante Diego Molero es tan obstinado.
También Chávez soportó las
traiciones de gobernantes extranjeros, burlas y amenazas constantes. Pero su
lucha frente al gobierno fue sin descanso, supo cuando debía apelar al recato y
cuando al ataque. Su labor nunca fue de color rosa.
Como una discordancia. El
fracasado Golpe del 11 de abril de 2002, el paro petrolero y otros ataques, en
mi opinión, consolidan políticamente el liderazgo de Hugo Chávez Frías, quien
trasciende a estos eventos contundentes, peligrosos y logra forjar, tal y como
lo hizo su modelo político de inclusión social, basado en lo que luego iría
tomando forma, bajo la denominación de construcción del Socialismo el Siglo
XXI, lo cual dejó de ser un lema y fue tomando forma estructuralmente. La
continuidad de esta premisa será el reto de Nicolás Maduro.
Luego del 11 de abril de
2002 se crean las Misiones y la deuda social en el país-por primera vez en la
vida republicana- comienza a saldarse. Su consecuente voluntad política
contribuyó a trastocar estructuras intocables y a sabiendas que ganaba muchos y
peligrosos adversarios, enemigos, dentro y fuera del país, eso no lo detuvo en
su objetivo de liberación de los pueblos.
Chávez sabía que su vida
corría peligro permanentemente. Y con esos riesgos seguía adelante. La
“Justicia Social” se convirtió en el lema público. Una lucha cruenta contra el
poder burgués manipulador, las élites, las transnacionales. Un debate permanente
con el imperio norteamericano e imperios opresores.
Manifestó siempre su repudió
a las guerras invasoras. Países de El Medio Oriente se hermanaron con la
República Bolivariana de Venezuela y el dolor en Palestina, Líbano, Irán,
Libía, Irak, también se hizo nuestro. El Sur también existe dejó de ser una
consigna. Y el continente africano se hizo visible y dejó ver la grandeza de su
tierra y gente. No sólo pobreza y orfandad hay en ese hermoso continente. Y
China, Rusia, y otros países no menos importantes consolidan relaciones de
apoyo, de gran envergadura, para contribuir con el desarrollo nacional. El
Chávez del Mundo se hizo real y nosotros complacidos de comprender tantas
verdades vetadas, calladas, ignoradas.
Así que Hugo Chávez sí era
la voz de pueblos invisibilizados, tal y como ahora aluden algunos diplomáticos
extranjeros al valorar su afanoso trabajo. Fue una misión de vida que pocos
elegirían y que convertiría a Chávez en un hombre “prisionero”, como el mismo
lo reconoce en algún momento y que aunque no le pesaba era una condición
ineludible. No había vuelta atrás, él se hizo un líder continental, una
referencia mundial. El gran revolucionario del siglo XXI.
En sus sueños de 1975,
cuando se graduaba de cadete, en el patio de honor de la Academia hizo
juramento de defender la Patria. Y también juró y se lo creyó, tal y como hizo
Simón Bolívar en el Monte Sacro, en Roma, Italia, cuando dijo: “¡Juro delante
de usted; juro por el Dios de mis padres, juro por ellos; juro por mi honor, y
juro por mi patria, que no daré descanso a mi brazo, ni reposo a mi alma, hasta
que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español!”.
(Simón Bolívar. Juramento del Monte Sacro en Roma, 15 de agosto de 1805)
Para explicar ese
sentimiento y compromiso ¡ Chávez decía; “…La Patria hay que amarla, sentirla,
para poder defenderla…salí con aquel sable, para defender la Patria y para ello
incluso hay que dar la vida…”. No era retórica, lo demostró. Cumplir la palabra
prometida, para un verdadero soldado debe ser seguramente una condición de fe
infinita.
En el transcurrir del tiempo
y con las lecciones de vida Chávez fue agrandando sus sueños y compromisos con
la Patria, desatando un amor sincero y frenético de su pueblo. Se empeñó ayudar
y concientizar a los más necesitados, (“dad a cada quien según sus
necesidades”). Se empeñó en la unión latinoamericana y de El Caribe con gran
brío. “Sólo unidos seremos libres”, decía.
Y uno de sus empeños, en los
que pocos gobernantes se obstinan fue construir un modelo de vida más justa y
equitativa, bajo la premisa de independencia y soberanía plena. Y sobre este
punto todos debemos leer que nos quería manifestar.
De manera que El Golpe del
11 de abril de 2002, viéndolo desde otra perspectiva-ya sin Chávez físicamente-
es para mí ahora una bocanada de historia privilegiada, que con todo y su
desdicha, luego, en los años siguientes se hizo una muralla de oportunidades,
de fortalezas, compromiso, de mayor exigencia para él y para todos.
Chávez se fue haciendo “el
Gigante”, como bien bonito le califica su hija María Gabriela. Y cuando decía
“Venezuela va ser una potencia”, lo creía, cuando decía; “Yo no soy yo…yo soy
un pueblo”, se lo creía. Chávez dio entrega absoluta por un ideal y en efecto
se siente encarnado en la gente, basta ver los abrazos de Chávez, son tan
espontáneos como su risa.
De allí que ese amor que
despertó en las mayorías-objeto de estudio ayer, ahora y siempre- lo gozan en
verdad pocos líderes en el mundo. Ese encanto continental y mundial como líder
carismático quedó evidenciado en su funeral, con tanta manifestación de apoyo y
reconocimiento a su trabajo y sobre todo a favor de los más pobres y en busca
la unión latinoamericana y caribeña. Su política exterior-que para opositores
es “regaladora”- estuvo basada en la solidaridad, cooperación humanista, en el
reconocimiento y respeto al otro, en la inclusión social, sin distinción de
ningún tipo, obviamente, bajo estrategias económicas, políticas y sociales
apegadas al modelo proponente: Construcción del Socialismo del Siglo XXI.
Que
nos deja Chávez
Chávez deja una
inconmensurable obra política, social y económica, que ha divido la historia de
la República en dos partes; antes y después de Chávez. Una obra social
importante, en donde millones de pobres lograron salir de condiciones
deplorables. Deja un pueblo casi amaestrado en cómo defender los logros. Deja
un equipo de gobernadores en casi todo el país y no dudo pase igual en los
comicios venideros de alcaldes y otras autoridades locales. Deja unas relaciones
exteriores plegadas de admiración a su labor como gobernante. Deja un equipo,
ahora liderado por Maduro, para proseguir en las siguientes etapas que apremian
la continuidad de la revolución bolivariana. Pero sobre todo deja un pueblo
libre y consciente de sus deberes y derechos, para construir una nación
liberadora.
Todo ello y más se traduce
cuando sentencia “tenemos Patria”, aun cuando hay mucho por hacer, como el reto
del desarrollo agrícola, diversificar la economía y un sin fin de tareas que
conoce Nicolás Maduro y el equipo, quienes junto al pueblo, lo abordarán, sin
duda. Se trata de un modelo de gobierno que debe avanzar con el modelo de
Chávez, para no retroceder a la calamidad del pasado.
El 11 de abril de 2002 fue
el renacer de Hugo Chávez Frías, así como ahora creo lo fue el 5 de marzo de
2013, cuando muere físicamente pero renace en un espíritu Magno. No se de algún
Presidente, al menos por estos tiempos, en este siglo, que reciba tanto
respaldo, reconocimiento, alabanza y amor puro como el comandante Chávez, quien
por igual en vida recibió un ataque demencial de quienes aun le adversa.
Algunos se excusan en decir
que Chávez “dividió a los venezolanos” y no se lo perdonan. Se equivocan, la
división entre pobres y ricos siempre ha estado allí, Chávez sólo quiso borrar
el estigma de los pobres y reivindicar sus derechos. Antes, muchos se
conformaban en decir “que a los pobres les gustaba vivir así, en sus ranchos
inmundos…que estaban acostumbrados”. Algunos se asombraban y hasta con disgusto
porque en un rancho había un televisor pantalla plana. Se divertían al decir,
“después de la plaza Venezuela lo que hay es monte y culebra”. Les pasaban por
encima a los niños “huele pega”. La palabra “sifrino” surgió ¿por qué?.
La Venezuela de la IV
República estaba más que dividida antes de Chávez, la gran muestra fue el
Caracazo. Este un tema que da para otra reflexión y miren que hay mucho de qué
hablar.
Si Chávez no hubiese tenido
la firmeza, perseverancia y la dedicación que tuvo en gobernar para el bien de
todos, aquí no habría paz. No estuviéramos por estos días hablando de Patria,
ni viendo al candidato opositor cantar el himno nacional con su manito en el
pecho. El nacionalismo sacudido por Chávez fue tan real como la luna llena.
El Golpe del 11 de Abril
animo a Hugo Chávez a tomar el timón de la Patria. El rumbo trazado lo llevaría
a muchas otras victorias; siempre invicto, siempre glorioso, entusiasta y
animado por su amor a la Patria y al pueblo. Un amor que nos contagió y ahora
sigue vivo. Sentir orgullo de ser venezolano ya no es una babosada, es una
convicción.
Y como Chávez se fue
cantando…vamos a recordarlo este 11 de abril de 2013, a un mes de su partida,
con una de sus canciones llaneras preferidas:
LINDA BARINAS
Yo
traigo un grito llanero
Que me
salió del te quiero
Para
cantarte Barinas
Paisaje
de ensoñación
Que me
he regalado Dios
Frente
a las cumbres andinas
Por eso
cuando te canto
Por eso
cuando te canto
Bajo el
olor del mastranto
Y el
perfume de tus flores
Y se
bien que tus mujeres
Tienen
rosas y claveles
Y el
amor de mis amores
Linda
Barinas tierra llanera
Caminos
de palma y sol
Cuando
se pintan tan linda
allá
entre la tardes
Y se
embellece el paisaje
Pinceles
de un arrebol (bis)
Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/a162793.html
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