OPINIÓN
NELSON GUZMÁN
El
petróleo trastorna la vida íntima del psiquismo venezolano. Los pueblos alteran
sus geografías. Los suelos agrestes de la Patria saltan de la calma a la noche
de incertidumbres. César Rengifo nos habla de la crisis que vive el pueblo. El
petróleo ha tiranizado al ciudadano. La vida para el lucro ha asaltado a
aquellos que vivían otras dinámicas del conocer, los hombres fueron profanados
por el vejamen, la intolerancia y las cadenas de una cultura que empobreció y
convirtió en desplazadas a las culturas campesinas.
César
Rengifo sabía que el punto neurálgico de la historia nacional y la de América
Latina era la violencia. Este hombre conocía de cerca la precariedad de la
vida, lo había tocado la orfandad, sus padres mueren cuando era un niño. Su
pasión fue la justicia social, enarboló las banderas del socialismo y construyó
un paradigma múltiple de interpretación de lo social. Para su concepción
radical de la democracia la generación del 28 había sido un fiasco para el
país.
Rengifo
reivindica a los que no han tenido voz. Sus obras denuncian el maltrato del
cual fueron víctimas los indígenas, estos hombres llevaban en su piel las
pústulas que les había dejado el colonizador. Su pensamiento como lo ha
resaltado nuestro amigo Saúl Rivas-Rivas lleva en su interior un rechazo a la
conquista y al colonialismo. El pensamiento de derecha continúa hablando de
atraso y progreso. El arte de este gran venezolano se había forjado bajo la
impronta del muralismo mejicano. Rengifo en Los hombres de los cantos amargos
denuncia el hambre que siguió a la abolición de la esclavitud.
En
1854 poblaciones enteras de negros, zambos, mulatos, peones, mestizos
deambulaban por las calles de las ciudades y pueblos buscando el sustento, de
un empujón fueron convertidos en parias. No era a la insurgencia a lo que temía
la oligarquía en ese momento, sino al caos. Venezuela se llenó en esa época de
poblaciones libertas que no encontraban cómo vivir. La oligarquía consideró que
era más barato para ellos reintegrarlas al trabajo como peones temporales, la
miseria se profundizó, el salario ofrecido no era el adecuado para sobrevivir.
Las
artes debían ser concebidas para las masas. La expresión intelectual de la
burguesía muere en su individualismo absoluto. Se trataba de retomar la
historia e historizar a los ofendidos. La pintura y el teatro de Rengifo están
penetrados por los cuadros geográficos y antropológicos del país. Con César
Rengifo cobran prestancia los grandes panteones de lo nacional. La batalla de
Carabobo encarna la gloria y las trompetas del pueblo nacido para guiarse por
la justicia. Los redoblantes evocan a lo lejos las acciones del heroísmo más
auténtico que los hijos de la patria hayan tenido.
Con
César Rengifo se resguarda el código de la memoria de lo Nacional. Los hombres
en plena juventud se dejan matar por sus ideales, por sus sueños. Estamos ante
una literatura de denuncia, de arrojo. Venezuela es plural y compleja. En
nuestra tierra se expresa lo indígena, lo afrovenezolano, toman la palabra las
mujeres, los niños, los olvidados. Rengifo como lo expresa el libro de
entrevistas de Jesús Mujica rastrea nuestro pasado como pueblo. Ha aprendido
este artista fundamental que no puede haber ni mediaciones ni conciliaciones.
La violencia ha desbaratado el país. Las leyes han sido creadas para
conculcarles los derechos a los hombres.
El
petróleo generó en el país un cuadro dantesco. Los cantos de los hombres se
hicieron amargos. El país fue sacudido por la imposición de un estilo de vida
que extenuó pueblos enteros, proliferaron las enfermedades infectocontagiosas,
la prostitución y la miseria. Para decirlo en términos marxistas, se impuso la
esclavitud asalariada. Las conciencias pugnan en la historia y de esa lucha un
polo saldrá airoso y el otro vencido.
María
del Rosario Nava se rebela contra el Rey, los tribunales la condenan. Su delito
es la subversión. El lenguaje es el límite, señala el destino que debe tener el
que desobedece. Los jueces ejecutan las leyes que encierran o ahorcan al
desobediente. Los hombres nunca han sacrificado la idea de la libertad, luchan
hasta el final por recuperarla. La libertad es un sentimiento místico, una idea
grandiosa que nunca abandona a los pueblos.
En
la obra de Rengifo está el pueblo. Los héroes manifiestan el arrojo. Bolívar
hace estallar las pasiones. Los miedos se desparraman, dejarán de aterrar. Con
Bolívar la justicia empuña sus armas y son defendidos los humillados y los
ofendidos. Los hombres reclaman que se les reintegre la dignidad. La Venezuela
polvorienta y perseguida se empina. Los hombres de la redención necesitan el
pan y lo obtendrán.
La
figura de Bolívar que reivindica Rengifo sabía que los derechos se reclaman con
las armas. Los hombres van a las trincheras. Creen en la independencia y por
ella luchan los que tiene dolores seculares, este es el caso del pueblo. Se
escapan de sus tumbas los mancillados, los ofendidos, el que nunca claudicó
para seguir expresando su amor patrio. Las luchas se dan porque los hombres han
vencido el miedo. El teatro de Rengifo anuncia luchas largas. Cada quien está
dispuesto a defender lo que le corresponde. Rengifo en su teatro evoca la
sangre que se ha derramado en Venezuela, los muertos no pueden ser olvidados.
Este
teatro anticolonialista nos recuerda lo que somos, lo que hemos vivido. En
Cubagua y en todo el Caribe las poblaciones indígenas fueron diezmadas por los
colonizadores. Estamos ante un artista que acude al patrimonio de las reservas
de nuestra memoria cultural colectiva.
29/10/13.-
ILUSTRACIÓN ETTEN CARVALLO
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