28/05/13.-Respirar el humo que
expulsan los tubos de escape de los carros puede afectar al colesterol que
circula por nuestra sangre, alterando las cualidades protectoras
cardiovasculares del llamado "colesterol bueno", transformándolo en
"colesterol malo". Esto puede provocar que las arterias se obstruyan.
Para demostrarlo, Jesús
Araujo y sus colegas del Departamento de Cardiología Ambiental de la Escuela de
Medicina David Geffen de la Universidad de California (EE UU) estudiaron
durante dos semanas los efectos de emisiones de un motor diesel en ratones de
laboratorio, y los compararon con otros roedores que fueron ubicados en un
entorno de aire puro en el mismo periodo. De este modo comprobaron que aquellos
expuestos a las emisiones propias de un vehículo sufrían daños oxidativos en la
sangre y en el hígado, que una semana después no se habían revertido.
"Se trata del primer
estudio que muestra que los contaminantes del aire favorecen una forma de
colesterol que potencia que las bacterias se colapsen y pueden conducir a
enfermedades cardíacas e infartos", expone Araujo, que ha dado a conocer
sus resultados en la revista Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology.
Así, tras la exposición a
las emisiones de gases durante varias horas al día varios días a la semana, los
animales habían perdido capacidad de protegerse contra la oxidación y la
inflamación producidas por la lipoproteína de baja densidad, más conocida como
"colesterol malo" (LDL por sus siglas en inglés).
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